martes, 29 de noviembre de 2011

ESPAÑOL, PROFUNDAMENTE ESPAÑOL

José Bono esa mañana se sintió especialmente español. Profundamente español. En el espejo tremoló el azabache de su todavía tan reciente cabellera. Se puso a pensar. El PSOE es una cosa demasiado seria como para dejarla en manos de una zagalita de Cornellá. Se dijo. Porque todos los catalanes, en el fondo, son de Cornellá. Añadió. Igual que todos los españoles son de Tomelloso, les guste o no. Sostuvo. Un grillo cantaba en lo alto de los leones y Bono echó de menos un gato pero ya daba igual. Los periodistas aguardaban en la puerta devorándose con ferocidad las uñas, dándose empujones, aullando de rabia, imprecando, intercambiando participaciones de lotería. José Bono concluyó sus oraciones. Recordó una copla muy de su gusto: "Si al grito de ¡Viva España!/ otro grito no responde,/ si hay hombre no es español/ y si hay español no es hombre". Besó la bandera castellanomanchega. Se encomendó al Altísimo. Se tropezó y casi se cae al suelo. Dio igual. Abrió la puerta y allí estaban, semidesnudos, los periodistas. Se oían trompetas a destiempo en los pasillos del Congreso, los diputados fumaban en los urinarios, un ujier hacía el amor tiernamente. En el bar Manolo las croquetas seguían riquísimas. Señor Bono, inquirieron los chicos de la prensa. Y manifestó el interpelado:
- Yo quiero que del próximo Congreso del PSOE salga un secretario general que pueda gritar bien alto ¡Viva España!
Hubo grandes aplausos, gorras al aire, un desvanecimiento, a los corresponsales parlamentarios de ABC y La Razón se les empañaron los ojos de lágrimas, fue sustraída una cartera, la periodista de RadioTelevisiónEspañola sufrió un pellizco en la nalga, se desató la estampida, todos salieron corriendo a comunicar a sus respectivas redacciones la proclama recién realizada por el presidente del Congreso y consuegro de Raphael.
Bono contempló a la infame turba huir a la carrera ensuciando las alfombras rojas del Congreso, atolondrándose como niños en la salida del recreo. Les dio su bendición. A los buenos españoles, se dijo, no les interesaban nimiedades como la crisis, el desempleo, la precariedad, la hecatombe económica mundial. A los buenos españoles les preocupaba España.
Amén.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

RECURRAMOS AL TÓPICO

Primero bajaron el sueldo a los funcionarios pero yo no dije nada porque no lo era.
Después fueron a por los enfermos, los ancianos y los que no podían pagar sus hipotecas pero yo no era ninguna de las tres cosas y tampoco dije nada.
Luego vinieron a por los desempleados pero yo tenía trabajo y no hablé.
Al final me tocó a mí pero ya era tarde.
(Variación del poema del pastor protestante Martin Niemoeller atribuído erróneamente a Bertold Bretch)

HARRY EL SUCIO, DE GETAFE A MADRID

Les frieron a tiros. 10 disparos. Ocurrió en una calle de Madrid, otro suceso para el relleno de los informativos de televisión, una mancha de sangre en el asfalto que la lluvia borró de inmediato. David Domínguez, ladrón de coches, recibió un balazo en la cabeza y murió. Su compinche, Roberto García, sobrevivió milagrosamente. Ninguno de los dos iba armado. Obsequiaron a ambos fuego a discreción dos policías locales de Getafe. Venían persiguiendo a la pareja de delincuentes con la idea equivocada de que llevaban a alguien secuestrado en el maletero. Afortunadamente no fue así ya que la víctima del secuestro, si hubiera existido, habría sido también acribillada por efecto de los disparos justicieros. En una calle de Madrid los agentes interceptaron el vehículo, le cortaron el paso, dieron el alto, sonaron las detonaciones y cuando los transeuntes miraron  ya todo era cristal roto y olor a pólvora y un muerto y un herido. Los dos policías aseguran que apretaron el gatillo porque creyeron que sus oponentes iban armados. Ningún arma fue hallada en el coche agujereado.
Hoy leo que los dos agentes locales, al día siguiente del tiroteo, se han reincorporado a sus puestos. No hay expediente ni investigación interna en marcha aunque, eso sí, sus pistolas están en manos de la Brigada de Policía Científica y hay un proceso judicial abierto.  He visto demasiadas películas americanas. En las películas y series policíacas facturadas en Estados Unidos después de que un poli liquide a un tipo desarmado siempre aparece un odioso funcionario mal afeitado y con aspecto de expeler un aliento agrio que se presenta con dos palabras: Asuntos Internos. Y al poli de disparo fácil se le aparta del servicio temporalmente y, aún respetando su presunción de inocencia, se le vigila con severidad. Aquí los dos polis de disparo fácil se reincorporan a su puesto y tampoco nos importa demasiado, qué caramba, el muerto era un viejo conocido de las fuerzas de seguridad y el herido también, dos rateros de mierda, y el mundo es hoy un lugar mejor sin uno de ellos. Puede. Pero es feo que dos agentes del orden recurran a la pistola con tanta ligereza y me gustaría saber por qué demonios no se avisó a la policía nacional a tiempo y de puto milagro no hubo una bala perdida que hiciese blanco en un viandante y no es de recibo que dos ladrones de coches sean abatidos a tiros como si tal cosa.
Sé que la vida de un ladronzuelo es algo insignificante en el mundo en que vivimos. Y creo en la defensa propia, faltaría más. Pero, amigos, lo que me da miedo es que, sobre todo en esas policías locales de esos pueblos y ciudades de Dios, se agazapen Dirty Harrys dispuestos a alegrarse el día sin pensárselo dos veces. En Coslada tuvimos un sheriff corrupto. Ha habido más casos de excesos en otras localidades. No quiero que me protejan pistoleros que, ante la duda, me descerrajen un disparo en la cabeza. Harry el Sucio está mucho más guapo en el celuloide con la cara de Clint Eastwood.
Que avisen a Asuntos Internos cuanto antes.

lunes, 21 de noviembre de 2011

ATRAPADOS EN AZUL

Mi gata mira al otro lado del cristal, donde comienza el mundo, la mañana duda entre trazos de gris y jirones de sol y  la tinta que mancha los periódicos habla de una nueva era. La derecha ganó. No hubo espacio para la sorpresa y en las barras de los bares anoche cundía cierto clima de indiferencia. En la calle, a la intemperie, fumaban los indecisos. Toca decir algo, supongo. Pero ¿qué? Bien, han ganado. Le queda ahora a la izquierda socialdemócrata la tarea de reinventarse si quiere sobrevivir. Le queda a la izquierda de la izquierda gestionar su minúsculo éxito (¿11 diputados frente a la apisonadora de una mayoría absoluta?). Le queda a los activistas callejeros del 15M reanudar su trama y atraer de nuevo para su lucha a las clases medias y no dejarse enredar en el marginalismo de esos grupos que, estos días, se ensucian los pies con acciones y mensajes confusos.
Han ganado y toca emprender la contraofensiva. Al PSOE urge una refundación ideológica y generacional que pueda atraer a tantísimos desencantados que, no sin razón, opinan que el discurso socialdemócrata ha sido aparcado por orden de frau Merkel. A IU todavía le queda la asignatura pendiente de curar su dogmatismo y aspirar a ser partido de gobierno y no permanente buzón de quejas. A toda la izquierda le toca reubicarse en un panorama mediático absolutamente dominado por la derecha y, en gran parte, por la extrema derecha.
Y para todos esos tertulianos y grandísimos periodistas que durante estos meses se han deshecho en cucamonas y requiebros hacia Rajoy y los suyos, mi más sincera enhorabuena. Es vuestro momento. Ahí están, por fin, a vuestro alcance: gabinetes de prensa, programas en radios y televisiones públicas, tribunas... Ah. Dios, qué oficio de mendigos. Pero, bueno, es lo que hay, tampoco vale enfandarse. España y yo somos así, señora.
En fin.
Hubo noviembres más fríos, todavía es otoño, mi gata mira al otro lado del cristal, donde comienza el mundo, y descubre un brillo de nubes que se agitan, cae una hoja, toda esa poesía otoñal, no quiero insistir, han ganado, sí, pero es que la lucha no se desarrolla en el parlamento, está en las calles, las urnas ya no valen, lo ha dicho Merkel, así que tenemos derecho a preservar nuestros sueños hasta que llegue la primavera.

lunes, 14 de noviembre de 2011

LA POSDEMOCRACIA

La democracia parlamentaria tal y como la hemos conocido hasta ahora está muriendo. Las presiones sobre Grecia han obligado a sus dirigentes a renunciar a un referéndum que hubiera dado la voz al pueblo y sustituir tal pretensión por la puesta en marcha de un gobierno tecnocrático que, evidentemente, no ha salido de las urnas. En Italia los mercados han hecho caer a un primer ministro (deplorable pero elegido legítimamente por los votantes) y han colocado en su lugar a un "reputado economista". Cuya reputación y cuyo prestigio, suponemos, nada tienen que ver con su pasado de asesor para Goldman&Sachs, la entidad financiera que trampeó las cuentas griegas y para la cual trabajó Mario Monti. Mejor recordar al Monti que fuera simpático comisario europeo. Tranquiliza mucho más.
Sea como fuere, queda claro que la ciudadanía no puede esperar de sus gobernantes margen de maniobra muy amplio.
El filósofo Jürgen Habermas se ha referido en sus últimos textos a la "vía posdemocrática" que ha emprendido Europa. La posdemocracia.  Ahí es donde estamos. Nuestro voto reducido a la nada.
¿Importa quien gane las elecciones del próximo domingo? Dadas las peculiaridades de España, sí importa en ciertos aspectos. Nuestra derecha es reaccionaria y clerical y eso quiere decir que una victoria del PP podría suponer el fin del matrimonio homosexual, el regreso a una ley del aborto restrictiva, una política de beneficios para la Iglesia católica y, en lo cultural, el acoso al pensamiento progresista y la reivindicación de las corrientes revisionistas con respecto al franquismo.
¿Y en lo económico? Pues, queridas y queridos camaradas, visto lo visto no parece que Rubalcaba, en caso de resultar vencedor, tuviera grandes opciones de torcer el brazo a un capitalismo al cual le sobran los parlamentos y los presidentes electos. A la espera de que la socialdemocracia articule en toda Europa un verdadero proyecto rupturista que ponga en cuestión las idioteces liberales que tantos dan por buenas. Leamos a Krugman y a otros gurús heterodoxos que insisten en que, como en otras grandes crisis habidas hasta ahora, sólo la acción decidida del Estado mediante el gasto público puede aliviar el sufrimiento de la gente y reactivar la economía.
O tal vez lleguemos al punto en que la ciudadanía llegue a la conclusión de que, si las urnas ya no valen para nada, hay que emprender la búsqueda de otras vías para la pelea política. Y refundar La Résistance que se enfrente a los ocupantes de la dictadura financiera. Y sostener la lucha, tal y como sostenía Malcolm X ,"by any means neccesary".

jueves, 10 de noviembre de 2011

PURGATORIO (O EL INFIERNO)

Si el infierno son los otros (dijo Sartre), el purgatorio tres cuartos de lo mismo (se dijo Ariel Dorfman). Irrespetuoso como soy, tengo que comunicar al mundo mi radical discrepancia con la unánime acogida de aplausos y mimos que ha recibido la obra del argentinochileno que interpretan en el madrileño Matadero Viggo Mortensen y Carmen Elías. Como no soy crítico teatral hablaré en el lenguaje de las personas normales: hacía tiempo que no me aburría tanto. Y creo que no fui el único, habida cuenta de que, entre el público, pude contar, al menos, dos seres humanos traspuestos. Por no hablar de esos aplausos que sonaron a pura inercia y cortesía y concluyeron a toda prisa, con el público deseoso de salir a respirar aire fresco tras dos horas de pura y dura matraca.
Primero, el texto. Un texto cargado de simbolismos confusos, intelectualismo de otra época y morosidad extrema. Largo, tedioso, sin apenas momentos climáticos, una sucesión de monólogos con un lenguaje literario hasta el exceso. El purgatorio, nos planea Dorfman, es una cárcel compartida con aquel ser que más odiamos y más amamos. Y Mortensen y Elías se martirizan mutuamente en busca de una imposible purificación. Y martirizan al respetable, con el rabillo del ojo pendiente de las agujas del reloj (¡todavía queda una hora, Madre del Amor Hermoso! masculla alguien en la platea). Dorfman nos plantea un duelo sin emoción y, si la hubiera, ya se encargan actor y actriz de que apenas se perciba.
Los intérpretes. Mortensen, evidentemente, no es actor de teatro. Se trastabilla y tiene serias dificultades para  transmitirnos su discurso. Elías es actriz de teatro en demasía, con risotadas histéricas y estallidos sentimentales a conveniencia y abriendo mucho la boca. Ni rastro de química entre ambos. O sí. Sólo al final, al final del todo, apenas un destello, un atisbo de lo que podría haber sido esta obra si el amor destructivo que ambos personajes se profesan hubiera sido expuesto de modo conveniente. Esa mirada final que ella y él se cruzan en la conclusión del relato, esa mirada (de repente) sí nos electriza. Pero es sólo un instante tras dos larguísimas horas de laberínticas disquisiciones acerca de la venganza y la expiación y la pasión devastadora y bla bla bla.
Este Purgatorio del Matadero fue un infierno para este espectador que aquí les cuenta sus penas. Y menos mal que el patio de butacas estuvo animado, con un teléfono que sonó en uno de los momentos (supuestamente) cumbre y un señor que se peleó a media representación con el acomodador porque se quería cambiar de asiento. Fue lo mejor de la función. Vaya público.
En fin, qué se le va a hacer. Y lo peor es que, si nos descuidamos, echaremos de menos estos purgatorios teatrales (por lo menos arriesgados) cuando Ana Botella, si Dios quiere, acceda a la alcaldía y volvamos a la política cultural de Álvarez del Manzano, aquel edil que tuvo ocho años el Teatro Español dedicado casi en exclusiva a representar reposiciones de La venganza de don Mendo. Tiempos nuevos, tiempos salvajes.

PURGATORIO (O EL INFIERNO)

Si el infierno son los otros (dijo Sartre), el purgatorio tres cuartos de lo mismo (se dijo Ariel Dorfman). Irrespetuoso como soy, tengo que comunicar al mundo mi radical discrepancia con la unánime acogida de aplausos y mimos que ha recibido la obra del argentinochileno que interpretan en el madrileño Matadero Viggo Mortensen y Carmen Elías. Como no soy crítico teatral hablaré en el lenguaje de las personas normales: hacía tiempo que no me aburría tanto. Y creo que no fui el único, habida cuenta de que, entre el público, pude contar, al menos, dos seres humanos traspuestos. Por no hablar de esos aplausos que sonaron a pura inercia y cortesía y concluyeron a toda prisa, con el público deseoso de salir a respirar aire fresco tras dos horas de pura y dura matraca.
Primero, el texto. Un texto cargado de simbolismos confusos, intelectualismo de otra época y morosidad extrema. Largo, tedioso, sin apenas momentos climáticos, una sucesión de monólogos con un lenguaje literario hasta el exceso. El purgatorio, nos planea Dorfman, es una cárcel compartida con aquel ser que más odiamos y más amamos. Y Mortensen y Elías se martirizan mutuamente en busca de una imposible purificación. Y martirizan al respetable, con el rabillo del ojo pendiente de las agujas del reloj (¡todavía queda una hora, Madre del Amor Hermoso! masculla alguien en la platea). Dorfman nos plantea un duelo sin emoción y, si la hubiera, ya se encargan actor y actriz de que apenas se perciba.
Los intérpretes. Mortensen, evidentemente, no es actor de teatro. Se trastabilla y tiene serias dificultades para  transmitirnos su discurso. Elías es actriz de teatro en demasía, con risotadas histéricas y estallidos sentimentales a conveniencia y abriendo mucho la boca. Ni rastro de química entre ambos. O sí. Sólo al final, al final del todo, apenas un destello, un atisbo de lo que podría haber sido esta obra si el amor destructivo que ambos personajes se profesan hubiera sido expuesto de modo conveniente. Esa mirada final que ella y él se cruzan en la conclusión del relato, esa mirada (de repente) sí nos electriza. Pero es sólo un instante tras dos larguísimas horas de laberínticas disquisiciones acerca de la venganza y la expiación y la pasión devastadora y bla bla bla.
Este Purgatorio del Matadero fue un infierno para este espectador que aquí les cuenta sus penas. Y menos mal que el patio de butacas estuvo animado, con un teléfono que sonó en uno de los momentos (supuestamente) cumbre y un señor que se peleó a media representación con el acomodador porque se quería cambiar de asiento. Fue lo mejor de la función. Vaya público.
En fin, qué se le va a hacer. Y lo peor es que, si nos descuidamos, echaremos de menos estos purgatorios teatrales (por lo menos arriesgados) cuando Ana Botella, si Dios quiere, acceda a la alcaldía y volvamos a la política cultural de Álvarez del Manzano, aquel edil que tuvo ocho años el Teatro Español dedicado casi en exclusiva a representar reposiciones de La venganza de don Mendo. Tiempos nuevos, tiempos salvajes.

martes, 8 de noviembre de 2011

¡GANÓ RUBALCABA!

Paisaje después de la batalla. En la devastación y el humo posterior a la contienda, a primera hora de la mañana, leo la prensa, echo un vistazo a las portadas de los periódicos de la derecha rampante, buceo en los análisis de las cabeceras razonablemente progresistas e imagino a Rubalcaba y los suyos sumidos en la más negra melancolía. El periodismo es un oficio muy cercano a la mendicidad y, por tanto, no es extraño que quienes ayer se daban a la más extrema adulación cuando Alfredo era ministro esquiven su saludo hoy que, con la cabeza alta, avanza hacia el sacrificio. No somos muy diferentes de aquellos gacetilleros harapientos que, en tiempos de Valle-Inclán, dormitaban en las redacciones caldeadas al abrigo de capas con tufo a anís. Hay que comer y Rajoy es quien nos dará de comer en los próximos años y tendrá televisiones, publicidades, diputaciones provinciales. Así que, por unanimidad, Rajoy ha vencido en el combate televisado. Incluso el diario El País concede la victoria al candidato del PP basándose en una encuesta realizada ¡a 500 personas! Tan pobre muestra sustenta el titular de portada y luego el editorial no aclara gran cosa y al lector progresista se le ponen los ojos como a CandyCandy, con reflejos de agua al borde de las lágrimas.
Bueno. Si no lo dice nadie, lo diré yo: ganó Rubalcaba. Venció el debate. Lo cual no supone que ganase un solo voto más de los que pronostican las encuestas. Pero algo es algo. Cantan los Tachenko: "Y ahora todo lo que queda/ es pasarlo bien./ Que el partido está perdido/ ya lo sabéis". A Rubalcaba sólo le queda pasarlo bien en una pelea que sabe casi perdida. Y Rubalcaba peleó.Y Rubalcaba llevó las riendas del debate, atacó a su adversario hasta acorralarlo, dejó claras cuáles son sus propuestas y, sobre todo, obligó a Rajoy a retratarse. El registrador de la propiedad metido a político se mostró más balbuceante que nunca y se negó a concretar qué hará en caso de acceder al presidencia del gobierno.
La principal crítica a Rubalcaba es haber dado a Rajoy como ganador y dirigirse a él como futuro presidente. El tópico lo repiten todos y cada uno de los sesudos analistas de la prensa española. El periodismo político tiene sus códigos y tecnicismos y sinergias propias y ya ayer en twitter, una vez alguien lanzó la idea, fue recogida y amplificada y se cimentó el consenso grupal. Yo creo, sin embargo, que la única opción que tenía Rubalcaba es actuar como actuó, a la ofensiva, colocar al espectador en la idea precisa de que Rajoy puede llegar a ser presidente y alertar sobre ello y acosar a su contricante con el objeto de que admita cuál es esa agenda oculta que, en realidad, de oculta no tiene nada pues ya la están aplicando las comunidades autónomas en manos del PP.
Y, así, de hecho, Rubalcaba logró que Rajoy se mostrase tal como es: dubitativo, perezoso en sus argumentos, inconcreto, incapaz de afirmar categóricamente que no tocará el subsidio de desempleo, incapaz de afirmar categóricamente, en realidad, casi nada. Y, aunque con la boca pequeña, evidentemente opuesto al matrimonio homosexual y, al parecer, dispuesto (con el caos administrativo que ello provocará) a eliminarlo.
Eso sí, el problema de Rubalcaba es que su credibilidad se resquebraja cuando, de repente, nos acordamos de que ha pertenecido a un gobierno que ha hecho una reforma laboral para abaratar el despido, nos ha colocado la edad de jubilación más lejos y, sí, se ha preocupado más de ayudar a los bancos que a los hipotecados. Pero es que enfrente Rajoy no apareció en ningún momento como presidente, como líder de un país necesitado de liderazgo. Vamos, a no ser que nos contentemos con un líder que se trastabilla, todo se lo tiene que apuntar para leerlo luego y opina que Cazalla es un pueblo de Cádiz. Eso sí, ambos estuvieron pésimos en sus respectivas intervenciones finales, carentes de toda épica y emoción.
Pero Rubalcaba ganó. Sé que no es políticamente correcto sostener tal tesis. Y que los sabios han dado su veredicto en sentido contrario. Pero la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Bueno, tampoco exageremos. La opinión es libre, quiero decir. Y lo más penoso es que el debate pasó y no habrá otro. Menuda democracia de mierda en la que los dos partidos principales pactan un solo combate y nos dejan sin partido de vuelta.

lunes, 7 de noviembre de 2011

TEATRO Y TOS

"Al teatro se viene tosido" exigía el legendario Alberto Closas. Cuánta razón. Y si sólo fueran toses. El otro día acudí a las Naves del Español, en el Matadero, a la representación de Infinita (teatro de máscaras silente) y menos silencio hubo de todo. Sólo faltó que algún espectador se tirase un pedo lo suficientemente estruendoso como para exaltar los ánimos. No hubo pedo, que al menos hubiera provocado las pertinentes risitas, pero sí un continuo runrún en las butacas. El público, en gran parte cincuentón o sexagenario, apostillaba cada movimiento ejecutado en el escenario de la siguiente manera:
- Mira, se ha movido.
- Se ha sentao.
- Huy, le pega.
- Ay, que le da.
- Oi, por Dios.
- ¿Tienes cleanex?
- ¿Qué hora es?
- Alfonsa, Alfonsa...
En la oscuridad de la platea se sucedían los ruidos, una sinfonía de susurros entrecortados, roce de abrigos, suspiros como de agonía, carcajadas a destiempo, estornudos, jadeos, una señora que se levantó y se fue a la mitad de la representación. Que, por cierto, era tirando a mala pero no para tanto. Y de hecho a los espectadores allí presentes les gustaba lo que veían. Lo sé porque lo decían todo el rato.
- Qué bueno.
- Qué risa.
- Qué divertido.
- Qué cosas.
- Alfonsa Alfonsa...
No había quietud, no había manera de concentrarse en la escena, no había paz para los malvados ni para los menos malvados y en las sienes, de la tensión y de apretar los dientes, se me estaban poniendo las venas como morcillas de Burgos. ¿Qué hacer? ¿Mandar callar? ¿Sacar la pistola? Aguantar. Es la única receta. Rogar silencio sólo lleva a que el amonestado se rebele y contraataque con más decibelios. Así que aguanté tralla y seguí escuchando a mi alrededor frases cada vez más enigmáticas:
- Debajo de la silla.
- Las nueces.
- Vi cigüeñas.
- La barba.
- Alfonsa, Alfonsa...
Y así hasta que concluyó la representación, con ovación y vuelta al ruedo y una colosal traca final de bravos muy por encima de la altura del espectáculo que habíamos visto.
Así fue. Así se lo cuento. ¿Por qué? ¿Por qué esa pulsión irreprimible por parte del respetable que le lleva a una ruidosidad imparable?
Creo que comienzo a entender eso que cuentan de Gracita Morales. Dicen que cuando la gran cómica hacía teatro, antes de comenzar su trabajo, miraba a través del telón al público tomando acomodo en los asientos y comentaba:
- Ya están ahí esos hijos de puta.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

NENE, LA DEMOCRACIA NO SE TOCA

Grecia nos aboca a un Armagedón de padre y muy señor mío y encima en pleno puente de Todos los Santos, ya es falta de cortesía, y al pobre Sarkozy casi se le cae la niña al suelo del susto que se llevó al enterarse del cataclísmico suceso. Grecia quiere convocar a su pueblo a que se pronuncie sobre un plan de rescate que los mandarines pertinentes ya habían consensuado entre ellos, Merkel no sale de su asombro. Estos gilipollas se creen que porque inventaran la democracia pueden aplicarla a su antojo, dicen que ha dicho la canciller. Grecia es culpable. ¡No, no, no y no! A los ciudadanos no se les puede preguntar ciertas cosas. A los ciudadanos mejor no consultarles nada. Por si acaso. Ah, ya escucho a los rigoristas, a las personas de orden, a los urdidores de la trama: No es el Momento, No Ahora, Hace Cinco Meses, Dentro de Cinco Meses, Nunca, Europa Es una Democracia de Líderes, Las Reglas del Juego, La Hecatombe. Bla, bla, bla. Demos por clausurada la democracia o aceptemos todos sus dispositivos, referéndum incluido. Y entiendo las razones de quienes ven en la jugada de Papandreu dosis letales de oportunismo, electoralismo, populismo (certero análisis al respecto de Íñigo Sáenz de Ugarte en http://guerraeterna.com/) pero, amigos, la soberanía popular es así, no la he inventado yo. O tal vez, tal vez, en fin, lo que sucede es que la democracia es una mentirijilla piadosa y no nos hemos dado cuenta. O tal vez, tal vez, en fin, la democracia sólo es un elemento ornamental, una figurita de Lladró tras el cristal que se coloca fuera del alcance de los niños no vaya a ser que la rompan, nene, no se toca. Grecia ha incendiado Europa. Y entre las llamas sestea Kanelos, el perro mestizo que peleó en todas las algaradas atenienses recientes. Guau, exclama satisfecho. Es el fuego. Pero también es la democracia.