sábado, 24 de octubre de 2015

EL PRIMER DISCO DE PABLO IGLESIAS ERA EL MEJOR

Está sucediendo un fenómeno entre la izquierda exquisita bastante similar al que se da en el mundo hipster cuando un grupo nacido en el universo indie se consagra y alcanza el éxito entre el gran público. En seguida hay quien, frente al triunfo ajeno, suelta aquello de "bah, el primer disco era el mejor".
Con Pablo Iglesias pasa igual.
No molaba cuando sacó un partido que se presentó a las europeas con su cara en la papeleta, molaba cuando logró cinco diputados por sorpresa y sedujo a las masas con su mensaje vibrante y su coleta inconformista, dejó de molar cuando la pelea política se puso seria y hubo que tomar decisiones incómodas y enfrentarse a disensos y tropiezos electorales.
A la izquierda de la izquierda siempre se ha tendido al cogollismo. La élite de la izquierda realmente auténtica se halla muy a gusto sin mezclarse, prietos todos en un cogollito cómplice, los cantautores dándose abrazos, escritores y articulistas intercambiando cariñosos consejos sobre conferencias a cargo de diputaciones, actores y actrices ejecutando elaborados minués.
Luego está lo de convertir las cosas serias (Palestina, el conflicto del Sahara, memoria histórica, Venezuela o Cuba) en una Disneylandia donde divertirnos expresando opiniones sobadas hasta la extenuación.
Súmese todo esto y, claro, Podemos no encaja porque pretende tomar el poder o, como mínimo, ejercer una influencia realmente relevante.
Con lo cómodo que se está en el cigarrito de después de las manifestaciones, cuando la luminosa mañana se pinta de color cerveza.
Pablo Iglesias y sus alegres camaradas (Íñigo Errejón y Carolina Bescansa pero también Teresa Rodríguez, Pablo Echenique, Kichi) han cambiado las reglas de juego y no asumen el derrotismo eterno ni las guerras de siglas ni que haya que demostrar pureza de sangre ideológica.
Son tiempos nuevos (tiempos salvajes) y, a veces, ¿verdad, Alexis?, hay que dar un paso atrás para tomar impulso.
La lucha por alcanzar un poder que permita frenar la desigualdad en el siglo XXI no puede ejecutarse con apriorismos y estrecheces mentales propias del siglo XX.
Sea como sea, el caso es que parte de la intelectualidad progresista representada en el articulismo de eldiario.es ya está dándole candela a Pablo Iglesias. Le tratan, al joven líder, mucho mejor en Jotdown u Onda Cero. Imagínense.
Contra viento y marea, sin embargo, sostiene Podemos su hoja de ruta. Con nuevos enemigos. El establishment de derechas y socialdemócrata antes. El establishment de izquierdas, ahora. Y Pablo Iglesias permanece.
Veremos qué sucede.
Una corriente subterránea de cambio (que a veces ni tan siquiera aparece en las encuestas) recorre la sociedad europea.
Y si no, habrá que volver a intentarlo.
Volveremos y seremos millones, que dijo el Espartaco de Dalton Trumbo.

viernes, 31 de julio de 2015

DERECHO DE RÉPLICA

Refutar una sarta de tópicos manidos sobre la canción de autor es un ejercicio fatigoso pero ahí me tienen, siempre dispuesto a la bronca si es por una causa justa.
Y sucede, además, que Ismael Serrano es mi hermano y un tal Yago García ha escrito de él en Jotdown cosas muy feas.
Califica Yago García a Ismael Serrano como "joven sex symbol de la izquierda regeneracionista" y asegura que "nunca ha vuelto a ganarse tantos titulares como cuando croaba el Papá cuéntame otra vez".
Del atractivo físico de mi hermano prefiero no opinar porque yo me considero bastante más guapo, lo del verbo croar revela un extraordinario talento literario por parte del autor, al título de la canción le falta la coma del vocativo y en cuanto a la presunta falta de vigencia de Ismael Serrano me permitiré ofrecerle a Yago García una serie de datos que seguramente desconozca porque, me da la impresión, el articulista de Jotdown ejerce el periodismo al estilo de Umbral cuando escribía de algo a bulto y argumentaba "no me voy a levantar ahora a comprobarlo".
Ismael Serrano ha sido el único artista que ha dado en pleno julio dos conciertos consecutivos en el Price dentro del ciclo 2015 Los Veranos de la Villa igual que, recientemente, llenó el teatro Metropólitan de México DF y tiene siete conciertos previstos durante el mes de septiembre en Argentina (dos de ellos en el teatro Gran Rex de Buenos Aires). Actúa habitualmente en Colombia, Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador, Bolivia y otros países Latinoamérica. Su último disco, La llamada (el primero que edita con Sony, multinacional que le fichó tras años en Universal), se convirtió el mismo día en que salía a la venta en nº1 de iTunes no sólo en España sino también en Argentina, Chile y Costa Rica.
Todo ello no se ha traducido, efectivamente, en grandes titulares aquí en España pero de eso no tiene la culpa Ismael Serrano sino un periodismo cultural perezoso y dado a funcionar con el piloto automático puesto.
Que es exactamente lo que hace Yago García en su artículo ¿Qué me dices, cantautor de las narices? 
Echa mano Yago García del viejísimo y cobardón recurso consistente en partir del elogio a un artista para poner a caldo a terceros en discordia.
Comienza diciendo que Javier Krahe, como está recién muerto, sí que es bueno pero que el resto de los cantautores son una puta mierda.
Y a partir de ahí, toca repartir estopa mediante una colección de opiniones con ánimo epatante y escasísima argumentación.
De Serrat sólo salva su etapa en catalán y tres canciones de muy al principio, a Paco Ibáñez le perdona la vida afirmando que sólo quedarán A galopar y Palabras para Julia (cualquier verdadero artista firmaría porque dos de sus obras se fijaran en la memoria colectiva como han quedado esas piezas maestras), Joaquín Sabina es menos que cero, Pedro Guerra ha de conformarse con el gentilicio chicharrero a modo de definición, Ella Baila Sola es un dueto inaguantable (que no sé que pintan estas chicas pero bueno) y así hasta no dejar títere con cabeza.
Naturalmente no falta aludir a la nueva hornada de cantautores de los 90 (Ismael Serrano, Pedro Guerra, Rosana, Tontxu) como viejóvenes.
En el fondo, aunque Yago García pretenda exhibir su modernidad y juvenil ímpetu, el artículo es de una apabullante ancianidad. La eterna cantinela demodé sobre lo desfasada que está la canción de autor. Cantinela que ya tuvieron que soportar en los 70 Víctor Manuel y Ana Belén, Aute y Serrat, en los 90 los mencionados nuevos cantautores y, a día de hoy, nuevos valores que, mientras la crítica resopla indiferente, llenan pabellones y teatros (véase el caso de Marwan o Andrés Suárez).
A Yago García sólo le gusta Silvio Rodríguez (pero, ojo, el de los comienzos -para cualquier esnob que se precie el primer disco siempre es el mejor-) y Pablo Guerrero.
Ya que sacamos el tema, que sepa Yago García que, mientras modernos como él estaban descubriendo a Pablo Guerrero, Ismael Serrano producía el disco Hechos de nubes, generoso homenaje elaborado con único objetivo de gritar al mundo que Pablo es uno de los grandes creadores de este país.
La canción de autor puede ser buena, mala o regular. Lo que resulta sospechoso es la severidad con la que se juzga en España la obra de todo cantautor. Muy por encima de la que se aplica al pop, al rap y, sobre todo, a esa etiqueta difusa denominada indie. El indie mola, la canción de autor apesta. 
Y, en todo caso, se admite la canción de autor de fuera: Nick Drake, Leonardh Cohen, Joni Mitchell y hasta Franco Battiato son, para Yago García, muy buenos. Serrat, insistamos en ello, una puta mierda.
¿Qué hay en la canción de autor para que despierte tanta antipatía entre los periodistas musicales (no así entre el gran público, que adora a Sabina, Pedro Guerra o Víctor Manuel)?
Se trata, simplemente, del resentimiento pretendidamente elitista de una crítica prejuiciosa con obsesión por demostrar que está a la última. Y eso significa subirse al carro de cualquier cosa que parezca de vanguardia, suene a anglosajón y no tenga verdadero arraigo popular.
Lo del sesgo progresista de cierta canción de autor también da mucha rabia y no sólo a Yago García. Lo explica muy bien Victor Lenore en Hipsters, indies y gafapastas. Crónica de una dominación cultural. La música indie o de ínfulas hipsters es la preferida del sistema porque ella puede vender conformismo, gafas de sol y marcas de cerveza. En la canción de autor se cuela, a veces (sólo a veces) cierta crítica social y política. Y eso ya sí que no.
No quiero ni pensar cómo habrá dolido a Yago García y otros autores de su cuerda el que un partido emergente y con tanto arrastre entre el electorado joven como Podemos haya reivindicado en sus mítines a Quilapayún, Lluis Llach o Mercedes Sosa.
Porque, como bien dijo Russian Red y corroboró Nacho Vegas, el indie casi siempre es de derechas.
Aunque eso, creo, ha cambiado. Y conste, además, que no seré yo quien utilice el truco aborrecible que señalo en el artículo de Yago García y denigre el indie para defender la canción de autor.
De hecho, Nacho Vegas, Xoel López y hasta el inclasificable Ángel Stanich me parecen más cantautores que rockeros. Y me gusta, sí, Russian Red.
Diré más. Algunas de las canciones de Ella Baila Sola, no sé si buenas o malas, me emocionan.
Carezco de los prejuicios que Yago García atesora como garante de la modernidad más exclusiva.
Ok. Estás en tu derecho de odiar las canciones de Ismael Serrano pero yo también puedo opinar.
Y opino que Serrat, Sabina y hasta Ismael Serrano se han ganado el derecho a ser respetados.
Y opino que a Yago García no le ha salido bien su artículo.
Para artículo bueno, digno del merecido prestigio de la revista Jotdown, mejor léanse El arte de al mamada, recientemente escrito por Amarna Miller, y que no hay que confudir, ojo, con otro artículo de Jotdown muy bueno titulado El arte de mamar. Acerca del mismo tema, además, en Jotdwon puede consultarse Abre la boca y cierra los ojos: apología del sexo oral.
En fin.
Que estoy en desacuerdo con Yago García.

sábado, 11 de julio de 2015

CÓMO INVENTAR UNA NOTICIA QUE NO ES

Lo de inventarse noticias no es nuevo pero la diferencia entre España y otros países del mundo radica en que aquí lo hace la prensa presuntamente seria. Es lo malo (ya lo decía José María Ridao cuando editorializaba en El País) de que no tengamos periódicos sensacionalistas: el sensacionalismo se hace en los periódicos normales.
El caso es que llevamos días y días debatiendo (otra vez) sobre la Memoria Histórica.
- ¡Manuela Carmena quiere quitar del callejero a don Santiago Bernabéu!
Clama desde la caverna el joven tertuliano que aspira a un buen sueldo en la televisión de Murcia.
Y no, resulta que no es verdad. Que todo parte de una noticia inventada.
La estúpida polémica surge de una evidencia: el nuevo gobierno municipal de Madrid quiere aplicar la Ley de Memoria Histórica y cambiar los nombres a las calles de resonancias franquistas. No hay un plan ni plazos ni urgencia alguna pero existe esa lógica (y democrática) pretensión.
Pero he aquí que Vicente G. Olaya escribe en el diario El País un artículo sobre este asunto y cita la opinión de un historiador, Antonio Ortiz, que defiende arrancar de cuajo todo nombre lejanamente vinculado con la dictadura: de Manolete a Santiago Bernabéu pasando, claro que sí, por Agustín de Foxá. Una tontería como otra cualquiera que, además, se adereza en primera página con un titular lo suficientemente llamativo: ¿Hay que derribar el Arco del Triunfo?
A partir de ahí se agitan las tertulias y la derecha respira aliviada en radios y televisiones porque puede hablar de un tema que le gusta y repetir el argumento de siempre: ¿no hay cosas más importantes?
Como desde que se murió Franco hemos tenido cosas más importantes, ahí siguen los muertos en las cunetas para regocijo de Pablo Casado, el niño minimalista.
Manuela Carmena, en un desayuno en el hotel Ritz, desmiente con su habitual tranquilidad el que el Ayuntamiento esté pensando en apear a Santiago Bernabéu o a Salvador Dalí de su lugar de honor en el callejero madrileño.
Pero nada.
El titular ya está hecho y se está tan a gustito acusando a la izquierda de querer ganar la guerra civil tantísimos años después de haberla perdido.
Y llega el sábado y en el diario El Mundo hasta cuatro columnistas comentan el asunto con santa indignación y dedo acusatorio contra el guerracivilismo de Carmena y los suyos. Ellos son (por orden de aparición)  Enric González, Rubén Amón, Pilar Eyre y Ernesto Sáenz de Buruaga.
Lo de Buruaga no hace falta ni atenderlo porque su nivel es tan ínfimo como suele, lo de Eyre (excelente cronista de la buena sociedad barcelonesa, por otra parte) es un chau chau al vuelo de alguien que ha escuchado campanas y no sabe dónde y Rubén Amón y Enric González incurren en la pereza intelectual (tal vez sea la canícula) de quien copia los argumentos de la derechona eterna pero notándose mucho que sin creérselos del todo. Supongo que de vez en cuando hay que hacer concesiones al público de tu periódico y darle el caramelito de un artículo carca al modo ABC o La Razón.
Sea como sea (y conste que tanto Rubén Amón como Enric González me parecen dos grandísimos periodistas y podrían escribir en modo progresista si hubiera algún medio progresista que pagase bien en España) la cuestión de fondo es que se ha opinado y vuelto a opinar sobre una noticia falsa, sobre una pura invención.
- Ya, ya, pero ¿a usted que juicio le merece el callejero franquista que Madrid aún conserva? Bernabéu ¿sí o no?
Que no hay debate. El nombre de los generales y matarifes franquistas ha de caerse del callejero y el de Salvador Dalí, Foxá y Manolete conservarse porque son otra cosa.
Lo que me parece muy feo es inventarse noticias, caramba, y si se inventan que sean polémicas nuevas, que esta ya la había visto en El Gato al Agua hace un montón de tiempo.
Y ahora vamos a a hablar de Grecia, que también tiene lo suyo.

sábado, 30 de mayo de 2015

NUESTRO 1982

Aseveró Felipe González, cuando los dinosaurios dominaban la tierra, que el poder se toma generacionalmente. Ahora el dinosaurio es él y, como aquellos viejos hombres del búnker que apuntaban con su pistola, se niega a ceder el paso. Se inventa piruetas venezolanas y le resulta imposible disimular la antipatía que un líder como Pablo Iglesias provoca en él. Pero la vida es así.
La noche del 24M, en la plaza del Reina Sofía, gente de 20 y 30 años brindaba con latas de cerveza por la victoria de las fuerzas del cambio. Hace apenas una legislatura muchos de ellos estaban en la Puerta del Sol bramando Lo llaman democracia y no lo es. Ahora se hallan a punto de entrar en parlamentos y órganos de gobierno. Exactamente como en 1982 hicieron los jóvenes socialistas que lideraban Felipe González y Alfonso Guerra.
Hay relevo en el ámbito de lo político y, mientras tanto, vocifera el columnismo senil en el los periódicos de papel. Lo peor son los presuntos progresistas, incapaces de asumir que los tiempos están cambiando y que ya no volverán los días de vino y rosas del felipismo y los cursos de verano en los que colocar a mesa y mantel a todo intelectual afín que se dejase.
Enrique Gil Calvo escribe en El País que, salvando los casos de Manuela Carmena y Ada Colau, Podemos ha fracasado en estas últimas elecciones. ¿A qué se referirá este señor? ¿A los 27 diputados que ha sacado la formación morada en la Comunidad de Madrid con un candidato desconocido y pugnando con un Ángel Gabilondo que a todo el mundo cae bien? ¿Al empate técnico en votos (5.000 de diferencia) entre PSOE y Podemos en Aragón? ¿A que, saliendo de la nada, se haya convertido en la fuerza decisiva en comunidades como Navarra, Castilla-La Mancha, Valencia y alguna otra? ¿A Cádiz, donde Podemos coloca a su candidato como el favorito para gobernar la ciudad?
Susana Díaz tampoco lleva bien eso de que el paradigma esté variando. Cuentan los cronistas de colmillo retorcido que lo que más le fastidia es tener que dar la alcaldía de Cádiz al novio de la Teresita. Eso es política de altura y lo demás son tonterías. (Esto no se lo contéis a Anabel Díaz que se va a llevar un disgusto porque está convencida de que en el PSOE sólo hay paz y amor).
El caso es que el cambio avanza pero cuidado que el IBEX ya está maniobrando y vaya usted a saber lo que puede suceder. Por lo pronto, Xabier Trias (un hombre honesto) confesó a Ada Colau que la idea peregrina que de fuese investido alcalde con la colaboración del PP había surgido del empresariado y la facción ultra de los populares. Y qué decir de Madrid, donde Esperanza Aguirre torció la voluntad popular mediante el tristemente célebre tamayazo e intenta repetir la jugada.
Pero, sea como sea, es ley de vida que los burócratas eternos que ocuparon los despachos en 1978 sean expulsados de una vez por todas y asalte los cielos la juventud (veinteañera, treintañera y hasta cuarentona) que lleva demasiado tiempo viendo como gobiernan siempre los mismos.
Y, ojo, porque no se trata sólo de una cuestión de edad en el sentido estricto.
Manuela Carmena ha demostrado ser la política más joven del panorama nacional.
Susana Díaz, a su lado, es una anciana.

sábado, 11 de abril de 2015

POR UN MADRID CON DESCAMPADOS

El añorado Tierno Galván de nuestras infancias cambió Madrid convirtiendo los descampados de raíz africana y chatarra de posguerra en floridos parques con arbolitos donde los viejos de los años 80 jugaban a la petanca y los jóvenes se daban felizmente a la heroína. Y resulta que luego (algunos) hemos acabado echando de menos los descampados.
Me explico.
Por cortesía de Manzano, Gallardón y compañía Madrid se ha convertido en un paisaje distópico donde sólo se divisan franquicias textiles, hormigón, avenidas estalinistas en San Chinarro, Monte Carmelo y por ahí, 100 montaditos y zonas verdes donde cuatro plantas mustias se asfixian en medio de toneladas de granito.
O sea que, hablando claro, faltan lugares donde los niños puedan jugar al guá. Aunque los niños ya no jueguen al guá.
No estoy bromeando.
En ausencia de un debate urbano serio, Madrid se ha diseñado a martillazos contra su propia naturaleza.
El otro día estuve en Madrid Río.
Confieso que apenas había visitado de Madrid Río el entorno del Matadero y me había parecido muy bien (es la parte más conseguida).
Pero.
Qué horror.
Masificación aparte (signo de los tiempos), resulta deprimente el modo en que se ha reconvertido esa zona. El río no existe más que en forma de charca o similar. No hay orilla, no hay rastro de río. Todo granito, hormigón y piedra y árboles raquíticos.
Frente al estadio Vicente Calderón, donde una de las orillas no ha sido hollada, surge el milagro inesperado de la flora autóctona que crece en un cacho de tierra al borde del agua. La realidad se inmiscuye repentinamente en un proyecto donde (cómo no) el arquitecto de turno ha pretendido enmendar la plana a lo que había desde que los primeros monos se acercaron al Manzanares a lavarse el culo.
No he escuchado a nadie quejarse de Madrid Rio porque, supongo, mejor esto que la infame herida de polución que era la M-30 al descubierto pero, sinceramente, creo que se podía haber hecho otra cosa.
En la parte del Matadero, bien, porque por lo menos está el Matadero en sí, grandes extensiones en las que se puede jugar a la pelota.
Eso es lo que le falta a Madrid.
Sitios donde los niños puedan dejar sus mochilas del cole, inventar una portería imaginaria, y jugar a la pelota.
Y queremos tierra, coño.
Quiero que mis hijos y mis nietos y mayormente mis sobrinos se puedan ensuciar las rodillas de tierra, qué caramba.
O sea.
Hay que rescatar Madrid y apartarlo de las manos de los arquitectos.
Tampoco estaría mal, como al parecer se ha hecho en algunos lugares del mundo (¡incluso en EE.UU.!), crear barrios libres de franquicias (o calles siquiera) y que así no todo sean tiendas de ropa de cinco pisos una tras otra y starbucks en cada esquina.
Odio los putos starbucks.
Pero volviendo al paisaje madrileño.
No todo puede ser cafés bonitos para hipsters en el centro y grandes marisquerías en San Chinarro para que los jóvenes matrimonios que votan al PP tomen el vermú mientras sus hijos se columpian enfrente.
Hay que retomar un cierto debate urbano sobre cómo queremos que sea nuestra ciudad.
Sí, Madrid necesita empleo, colegios, guarderías y más bomberos.
Pero también hay que hablar de la fisonomía de la ciudad, de cómo enderezar nuestros barrios para que no sean pudrideros culturales y los chavales puedan hacer algo más que skate y peleas de perros. Hay que tratar de que iniciativas como El Campo de la Cebada, La Tabakalera o Patio Maravillas se conviertan en germen de una red de espacios que recorra la urbe a lo largo y ancho.
Y no hablo sólo de huertos urbanos, que ya os estoy viendo venir.
Queremos una ciudad con descampados.
Una ciudad donde mancharnos la rodillas.
Una ciudad que recupere un cierto tipo de paisaje en el que tenga cabida la verdadera libertad.
Queremos pan y tambien rosas, decían aquellas huelguistas de principios del siglo XX.
Pues eso, pan para Madrid y también una rosa que crezca en el descampado.

sábado, 28 de marzo de 2015

LO DE CINTORA

Iba yo a comprar el pan y la rumana del Viena Capellanes (afectadísima) me lo dijo:
- Sabe usted que han echado a Cintora.
Madrid está que arde y todos los días hay comidas, meriendas y merienda-cena donde los empresarios del IBEX comparten mantel y croquetas con dirigentes del PSOE y del PP para conspirar y que Pablo Iglesias rompa con Tania. Al final lo han conseguido.
Parece una broma pero no. Felipe González se quiere traer a España a unos pocos miles de opositores venezolanos que allí sobran para que se manifiesten contra Íñigo Errejón pero (ah) resulta que ZP no está de acuerdo y de ahí la famosa cena de Toledo, con José Bono mirando. Rubalcaba tiene a Pedro Sánchez metida la mano por el culo como José Luis Moreno con Monchito y el chaval, por ahora, no se queja pero quién sabe. Por eso dice Snchz que nunca pactará con los populistas con coleta. ¿Y si se cortan la coleta?
Bueno, el caso es que Madrid era agitación y murmuraciones porque en vez de Cintora había salido en la tele el chaval de la peca ejecutando trabalenguas y la monja no sabía a qué atenerse.
En la plaza de Isabel II o plaza de Ópera, que es como la conoce todo el mundo, una estatua viviente atribuía la defenestración de Cintora a una llamada del gobierno, como en los tiempos de Franco, y había quien daba crédito y quien no.
Un empresario del IBEX desayunaba en ese momento con Susana Díaz mojando porras en el café con leche.
La mañana prometía.
Resulta que dicen que Cintora enfadó al ministro Margallo por sacarle en los toros. Madrid era un hervidero de imprecaciones contra Soraya Saenz de Santamaría, a quien se le atribuyen siempre todos los males.
Los que iban con el periódico La Razón o el ABC bajo el brazo sonreían secretamente.
Pero el caso es que todo el mundo hablaba de ello y Cintora sin aparecer.
Cintora se ha ido al cielo de los justos con Risto y con Hilario Pino. Así es la televisión. Una montaña rusa en la que eres el rey del mambo un día y al otro estás como Jaime Bores o como un chaval que presentaba el club Disney y ahora regenta una panadería en La Latina (riquísima bollería) o como yo mismo, escribiendo tonterías en este blog.
Pero bueno, que de verdad lo de Madrid es muy fuerte. Vivimos tiempos como para que los hubiera gozado san Francisco Umbral desde la lejanía de su dacha. Las lentejas de Mona Jiménez hoy son los roscones de Reyes de Carmen Lomana, a la cual (según cuenta Pilar Eyre) el otro día le retiró formalmente la palabra doña Carmen Martínez Bordiú, nieta del Generalísimo, que espetó a la viuda alegre: Yo con los del Podemos no hablo. Desde que dejó al Chatarrero la nietísima está intratable.
Y de Cintora ¿qué?
Pues nada. Todo el mundo daba detalles pero como en voz baja porque Paolo Vasile tiene el oído muy fino. La explicación oficial salía en forma de comunicado en el cual Mediaset aseguraba que si Cintora quería ser tertuliano, tertuliano y si presentador, presentador, pero que las dos cosas no.
Pues muy bien.
Y, sin embargo, la sospecha de que el gobierno y las calvas más prominentes del IBEX conspiran en la sombra se extiende y luego nos quejaremos de que los chavales se descalcen en la Puerta del Sol y griten Lo llaman democracia y no lo es.
Madrid se agitaba, sonaban los teléfonos, se convocaban nuevas comidas, los ujieres liaban porros cargadísimos de marihuana a las puertas del Senado, Rosa Díez se apretaba la liga, en fin, un lío.
Esperanza Aguirre ese mismo día (o uno anterior, que no me acuerdo) había hablado en la radio y se le fue el santo al cielo en varias ocasiones, como si estuviera a punto de tomar el coche y salir a la fuga.
En Madrid nadie sabe quién va a ganar: si el seminarista que ha puesto Podemos para la Comunidad, si Ángel Gabilondo, si Manuela Carmena, si Carmona. Lo de Carmona, sinceramente, sería muy fuerte porque Carmona es como los hermanos Calatrava del PSOE. Los dos hermanos.
Y Cintora sin decir ni mú.
Con lo cual se da lugar a la especulación y a que en las redes se llame al boicot a Mediaset, cosa que a Paolo Vasile le importa un pimiento porque Belén Esteban ha ganado Gran Hermano VIP y eso es lo que preocupa a las masas.
Con decir que las masas casi toman al asalto Mediaset porque el otro día, con lo del accidente de avión, empezó tarde Mujeres y hombres y viceversa. Las mujeres y hombres y viceveresa son de armas tomar y ellos y ellas no ven nunca a Cintora. Aunque alguno hay que va a votar a Podemos si ese día le da tiempo a depilarse las cejas y a ejercer el derecho a voto.
Que si Cintora esto y que si Cintora lo otro y pasaba la mañana y los mismísimos tertulianos de Cintora no acababan de comprender nada.
- Que no, que le han dicho que le van a hacer un contrato de dos años pero si promete ser bueno.
Aseguraba uno de los camareros de La Bola echándose un cigarrito en la puerta, al sol de marzo, tan feliz.
En Madrid se sabe todo y la información se halla en los sitios más insospechados.
La cuestión es que Cintora ha sido fusilado al amanecer y a ver qué pasa. Pues nada. ¿Se desplomará la audiencia del programa? Vaya usted a saber.
La audiencia es rara y parece que ama a un presentador o presentadora y luego le manda a tomar por culo sin reparo como hizo con María Teresa Campos cuando era la reina de las mañanas, que se fue a Antena 3 y la gente se quedó quieta en Telencinco y ella tuvo que desandar el camino y hacerse novia de Bigote.
O sea que ojito.
La audiencia es como los espectadores que acudían a ver a Gracita Morales al teatro. Gracita Morales todos los días se asomaba al patio de butacas y cuando lo veía llenarse decía:
- Ya están aquí otra vez esos hijos de puta.
Pues eso. Que mucho te quieren, Cintora, pero no te fíes. Pero vamos a ver. Que esto no ha acabado. O sí. Fue una mañana convulsa en Madrid y los que ponen a cagar a sus perros en el césped de enfrente de la iglesia de la Encarnación no hablaban de otra cosa pero el lunes ya estaremos en otra historia y habrá otra comida, cena o merienda-cena en un reservado de la capital donde un empresario de IBEX invite a croquetas.
Todo es efímero.

martes, 17 de marzo de 2015

SUSANA

De ella dicen (bajando la voz) en ciertos ámbitos de la militancia socialista andaluza que “es más mala que la quina”. Maniobrera y curtida en todo tipo de componendas desde sus tiempos de dirigente de las juventudes del PSOE en el sur, Susana Díaz sabe cómo manejar el partido con mano de hierro y aplica la consigna de Alfonso Guerra (“quien se mueve no sale en la foto”) exhibiendo una sonrisa que da miedo a los niños.
Pero esto no se lo contarán a usted los periodistas de la prensa convencional porque para eso la Junta se gasta sus buenos dineros en campañas institucionales y otras mamandurrias (que diría Esperanza Aguirre).
Cuando a Susana Díaz se le cruzó por delante un díscolo Eduardo Madina en la pugna por el liderazgo del socialismo en España le laminó mediante el sencillo método de ordenar a todas las agrupaciones que controla (o sea, todas) que votaran en masa a Pedro Sánchez, que pasaba por allí.
Pero resulta que Snchz le ha salido protestón y quiere optar a la presidencia del gobierno y, entre unas cosas y otras, Susana ha tenido que lanzarse a una carrera contra reloj que incluye elecciones anticipadas en su autonomía y luego que sea lo que Dios quiera.
Y ya no parece evidente que el PSOE vaya obtener tan buen resultado como para que pueda Susana dar el salto a Madrid.  Aunque veremos. Andalucía es mucha Andalucía y si no, que se lo digan a Javier Arenas, que ha comido barro elección tras elección resignándose a ver los toros desde la barrera de la oposición.
Susana Díaz es el máximo exponente de ese estilo de política marrullera en el que nada es verdad y todo es pura trampa.
Veamos un ejemplo.
Caso Iñigo Errejón. Una beca en la universidad de Málaga que, de la noche a la mañana, se convierte en noticia. Curiosamente justo después de que Susana Díaz venga a Madrid a darse un paseíto visitando los principales medios amigos.
En un primer momento, la rectora de la universidad de Málaga asegura que no ve ninguna irregularidad. Apenas unos días, tras calentarse el asunto con persistentes declaraciones de la presidenta andaluza (“ya le tenía yo ganas a éste” dicen que dijo a los periodistas refiriéndose a Errejón),  la rectora de Málaga abre una investigación. Casualidades de la vida.
Ah, pero he aquí sólo meras conjeturas, protestará alguno. ¿De verdad que puede pensar alguien que la propia Susana Díaz llamó por teléfono a la pobre rectora malagueña para llamarle a capítulo o que fue contando en persona a los jefes de redacción que al niñato ese de Podemos había que darle una lección? Pues sí. Todos los que la conocen de cerca.
En una comida con periodistas relataba el moribundo líder de PSC, Miquel Iceta, lo pesada que era Díaz y cómo le insistió hasta dejarle exhausto para que el socialismo catalán se colocase en el frente antimadinista que, en las sombras, forjó Susana al verse despechada por el bueno de Eduardo.
Eso sí, a ella la quiere todo el mundo en su barrio. Es el argumento que repite Susana Díaz, a la cual (según venden de modo patético sus propagandistas) las gentes humildes envían al Palacio de San Telmo osos de peluche para el bebé que verá la luz dentro de unos meses.
Aún si así fuera, no parece como para alardear: huele a peronismo barato. Como atufa a Evita y Perón (y lo que vino después) el reparto de millones de euros en generosos ERE’s, cursos de formación y demás.
Ah pero.
Afirmar algo así se considera un ataque a la dignidad de Andalucía.
Esa es otra.
Susana, como Jordi Pujol, piensa que criticar a su gobierno equivale a criticar a toda una nación (la andaluza, en este caso, si la hubiere).
Podemos ha osado cuestionar cómo se gestiona el PER y Susana ha salido a enseñar todos sus dientes diciendo que el PER devolvió la dignidad a Andalucía y que ni tocarlo. 
Hombre, de todo se podrá hablar.
Pero no.
Ojito con la dignidad.
Si alguien menciona que Andalucía sufre un problema crónico de paro y modelo productivo y habrá que resolverlo, Susana se envuelve en la bandera verde y blanca y saca de la chistera el argumento de la afrenta venida de fuera o el truco del enemigo exterior.
“Vienen aquí a insultarnos” repite siempre que puede Susana.
Andalucía es socialista porque la derecha andaluza representa lo peor del derechismo patrio y el señoritismo sevillanojerezano y el latifundio esclavista sigue incrustado en el imaginario colectivo.
“Recuerda, Clarice, que sólo una generación te separa del hambre” sentenciaba Hannibal Lecter a la agente del FBI por quien el pobre psychokiller bebía los vientos. Los andaluces tienen ese recuerdo fresco y también el de los caballistas que rejoneaban rojos en la guerra civil tal y como relata Manuel Chaves Nogales. Así que votar al PP se les hace un poco cuesta arriba.
Mas hay que aggiornarse, hombres y mujeres de Andalucía. Y Teresa Rodríguez sonríe con mucha mayor autenticidad que Susana, perdonen la impertinencia.
Podemos viene a ponerlo todo patas arriba y a ver si les dejan.
A Teresa Rodríguez se le nota mucho que se ha bañado bastante en los Caños de la Meca y cualquier persona de menos de ochenta años tiene que simpatizar con ella.
Su discurso puede que sea menos compacto que el de la trilera Susana pero huele a verdadero. Quiere cambiar las cosas. Y es mujer, menos mal. Porque otra de las triquiñuelas de Susana es disfrazar de machismo cualquier crítica hacia su persona. Yo, según esa mujer, estoy ejerciendo un machismo cruento por retratarla tan descarnadamente.
Me da la impresión de que Susana Díaz ha cometido un error de cálculo. La jugada no le saldrá tan extraordinariamente bien como para erigirse en salvadora del PSOE. Salvará los muebles seguramente. Pero eso, creo, no va a ser suficiente para moverle la silla a un Snchz que se ha hecho un hombrecito mandando a la puta calle a Tomás Gómez. De Ángel Gabilondo hablamos otro día, que a mí no me parece para tanto aunque sea un hombre bueno, de eso no hay duda, y cite a Kant para entusiasmo de los chicos y chicas de la prensa, tan aburridos de bramidos absurdos en los mítines.
Ya veremos, reitero.
Susana es la viejísima política, la partitocracia a dentelladas. Vencerá pero no convencerá a quienes se bañan en las playas de los Caños de la Meca y se fuman un porrito al ponerse el sol. Y a esos también hay que convencerles.
Diré más. Pase lo que pase no ganará.
La sonrisa de Teresa Rodríguez saldrá triunfante. 
Y luego encenderemos una hoguerita en la playa, qué caramba. El porrito también, gracias.

viernes, 6 de marzo de 2015

LA POESÍA ESTÁ DE MODA, IMBÉCILES

Todavía hay gente de Logroño que viene a Madrid a triunfar en la poesía.
En concreto a una catacumba de Lavapiés donde el otro viernes rejuvenecí veinte años.
Fue mi padre la causa de que descubriese yo Poesía o Barbaríe, lances poéticos en el underground que si usted tiene sangre en las venas no puede perderse.
Estuvieron Sam Sánchez, Adriana Bañares. Nacho Aldeguer, Rodolfo Serrano y el grandísimo Leo Bassi.
Presentaba Mentenguerra, que hizo un rap anticapitalista que dio ganas de romper los cristales de una entidad bancaria. O sea, muy bien.
Resultó reconfortante contemplar a una juventud que no sólo lee novelas de Sandra Barneda sino que cita a Bukowski por lo menos.
El momento cumbre fueron dos: cuando Leo Bassi habló de sus bisabuelos payasos con Maria Callas cantando y la chica de Logroño que leía sus poesías y las rompía sobre el escenario.
Y, obviamente, lo de mi padre: emocionante al emocionar a un público de veinteañeros o así que bebía cervezas Alhambra ciertamente de alta graduación.
Hay una España de mierda que se mete en vena Sálvame y vota a don León de la Riva y otra España que un viernes a las nueve de la noche se va a Lavapiés a escuchar poesía.
Sí se puede, camaradas, y hay focos de resistencia donde no ganan siempre los malos.
Hallé chicas y chicos guapos y sólo faltaba el humo del tabaco que nublaba los ritos de mi ya lejana juventud, ay.
Pero el caso es que escribo eso para que todo el mundo sepa que hay que ir a ver Poesía o Barbarie.
Los versos están de moda aunque lo desconozca la mayoría ágrafa que estudia en la Universidad Rey Juan Carlos. Con perdón.
En contra de toda corrección política y de eldiario.es existe vida más allá de los convencionalismos y el mencionado undrerground nutre a una élite inversa que ojalá ponga patas arriba el sistema.
Adriana Bañares vino de Logroño a triunfar a Madrid y lo consiguió un viernes por la noche en Lavapiés.
Sucedió bajo las piedras del periódico Diagonal, órgano de expresión de una extrema izquierda siempre disconforme que se alimenta de mojitos y pepinos cultivados en huertas urbanas.
Algo de la ingenuidad de mi juventud sandinista regresó de pronto.
Busquen, hagan el favor, Poesía y Barbarie en Google, acudan a sus convocatorias, alucinen, disfruten, beban cerveza Alhambra como yo y participen de una revolución que seguramente no salga en Babelia pero está sucediendo.

jueves, 26 de febrero de 2015

Periodistas y políticos: una historia de amor

Los periodistas necesitan amor, cariño y, a ser posible, percebes. Un whiskito tampoco viene mal. O sea que somos personas humanas como las demás y, en general, obedientes. Amo mi profesión pero Berstein y Woodward sólo hubo dos y el resto nos ganamos la vida como podemos y fumamos bastante menos que Dustin Hoffman en la película.
Viene todo esto a colación de la cantidad de tonterías que decimos (me incluyo) y lo mucho que nos callamos. Cuando el rey Juan Carlos tenía a su amiga especial a mesa y mantel en el palacio de la Zarzuela los periodistas lo sabíamos pero nadie lo contaba. Luego pasó lo del elefante y ya todo quisque se lanzó a proclamar a los cuatro vientos que eso lo conocía todo el mundo. Pues no. Eso no lo sabía nadie porque nadie se atrevía a contarlo, lo cual está feo porque los periodistas están para ejecutar el relato de la realidad, caiga quien caiga.
Con Podemos se ha cerrado filas en la prensa más antediluviana y se les ha abierto las puertas de los platós porque la televisión (con todas sus miserias) resulta mucho más dinámica y conectada con las pulsiones de una ciudadanía rabiosa que acogió con los brazos abiertos a esos bárbaros que señalaban justamente con el dedo a una casta putrefacta.
Luego ha venido el aggiornamiento de casi todos los partidos (el PP sigue a su rollo, ya que como confesó certero el propio Rajoy a un grupo de colegas- "también hace falta un viejo carcamal como yo en el panorama político") y los periodistas se han decepcionado, igual que algunos electores, porque los de Podemos no son pluscuamperfectos y Juan Carlos Monedero se sacó una pasta asesorando a gobiernos bolivarianos. Inmoralidad manifiesta, claman esos periodistas que se llevan a casa en los bolsillos de la americana las croquetas de los saraos a los que les invitan los políticos. Venga, camaradas.
La sensación del momento se llama Ángel Gabilondo y provocó en los gacetilleros que fueron a su mitín-conferencia momentos de éxtasis que seguramente el pueblo llano no entendería pero, claro, el pueblo llano no se ha tenido que comer con patatas millones de mítines de burócratas mediocres que hilaban frase hecha tras frase hecha hasta adormecer al respetable, al cual se despertaba mediante un grito y música a todo trapo por la megafonía, para que los viejos agitasen las banderas y pudiesen comerse el bocadillo.
En comparación con Rubalcaba, Pepiño y demás, Ángel Gabilondo es Kim Kardashian.
Asunto diferente es que haber laminado al pobre Tomás Gómez mediante un golpe de estado al más puro estilo leninista no sea el mejor comienzo. Pero ya se sabe: bien está lo que bien acaba. Aunque hay que ver si todo acaba bien para el PSOE y recupera en Madrid el terreno perdido, lo cual dan por hecho algunas encuestas un día para, al día siguiente, negarlo tajantemente. La demoscopia está loca.
De todos modos, los periodistas son así. Se entusiasman con cualquier cosa. Yo nunca llegué a nada en el periodismo político porque siempre me apetecía más ir a comer con los cámaras del Congreso que con Pepiño Blanco. Tengo un amigo que comía mucho con Pepiño Blanco. Yo creo que eso no puede ser bueno.
Luego están los analistas, pero esos nos equivocamos casi siempre. Resulta que ahora los hay convencidos de que Podemos acabará en nada porque Syriza fracasará y a causa de Venezuela. El problema es que en Grecia seguramente no va a pasar nada catastrófico y si pasa, la gente va a pensar que qué cabronazos los alemanes con los pobres griegos y, en cuanto a Venezuela, Podemos ya ha puesto tierra de por medio y, además, Venezuela le importa un pimiento a quienes están preocupados por el paro y, en su defecto, por la precariedad, también llamada salarios de mierda.
Y luego está Susana Díaz. Susana Díaz tiene muy buena prensa en Andalucía porque quien paga manda y, al igual que sucedió en Cataluña durante años, los principales medios viven de publicidades y promociones varias de la Junta de Andalucía y eso explica que un ser así de mediocre obtenga parabienes de ciertos escribidores.
De Susana Díaz todos los periodistas saben que ordenó a los suyos votar a Pedro Sánchez para que no ganase Madina pero eso no se cuenta abiertamente. También resultó muy sucio difundir que Madina es bipolar, depresivo y con problemillas de carácter casi patológicos.  Sin embargo, todo eso se calla. Y cuando se sepa algún compañero dirá, como con lo del rey Juan Carlos, que era de conocimiento público.
¿Y Pedro Sánchez? Pues esa es otra. Los periodistas no saben si sorber o soplar porque el establishment un día lo encumbra y otro lo denigra.
En el debate sobre el estado de la nación estuvo francamente bien y, sin embargo, mucho columnista en principio afín estuvo tibio y acabó soltando esa melonada de "perdieron los dos: Rajoy y Sánchez". Pero como la realidad es tozuda al día siguiente se le dio por ganador a Sánchez ¡en la encuesta encargada por el diario El Mundo!
Y sí, para cualquiera con la mirada limpia, ganó Sánchez porque desquició a Rajoy y obtuvo como trofeo el que nadie hablase de las propuestas sociales del presidente del Gobierno y todos comentasen lo mucho que se había enfadado el gallego y el rudo exabrupto "patético" que había soltado.
Alberto Garzón, por cierto, también estuvo muy bien pero a Alberto Garzón los chicos de la prensa no le hacen ni puto caso salvo alguna chica de la prensa por razones eróticas.
El caso es que vivimos tiempos apasionantes y, mientras tanto, hay un locutor de radio que se hace una autopromo diciendo que él nunca hablará de política. Claro, como vivió en Estados Unidos, España le aburre. Pues nada, luego lloraremos porque la radio pierde relevancia frente a la televisión, atenta a toda convulsión social y presta (por mero interés de aumentar su audiencia) a abrir espacios para el debate.
De las entrevistadoras y entrevistadores agresivos hablaremos otro día. A mi me cayó bien Marine Le Pen un día que la vi en la tele siendo acorralada con saña o sea que imagínense.
Bueno, pues nada, que los periodista somos como somos, no tenemos arreglo. Sean ustedes piadosos con nosotros y menos mal que yo ya me dedico al periodismo de entretenimiento aunque me lo tengo que hacer mirar porque me apasiona la política tanto que el otro día soñé con Ángel Gabilondo y eso ya sí que no.
Cuando el destino nos alcance ya veremos. De momento yo les recomiendo a los de Podemos que inviten a un buen bife a los periodistas. Un periodista con el estómago lleno es un amigo fiel.


jueves, 19 de febrero de 2015

¡VIVA GRECIA!

Escribo estas líneas sin saber qué sucederá en las próximas horas y tal vez Grecia tenga que ceder y de nuevo Alemania bramará über alles pero para algo Lord Byron naufragó en las costas del Egeo y yo también quisiera hacerlo, perdonad el exceso poético.
No entiendo a ciertos presuntos socialdemócratas que jalean desde España el hundimiento de Grecia.
Esto no se para, encarnizados enemigos, y aunque Varufakis sea humillado en Bruselas existe una Europa patriota dispuesta a recuperar la soberanía que algunos tecnócratas aspiran a ver definitivamente liquidada.
No se puede condenar a una nación a la miseria, sean cuales sean sus pecados pretéritos. Alemania debiera saberlo bien y el ministro De Guindos, en fin, mostrarse más cauto porque como ciudadano soy uno de muchos de los que dan por bueno el dinero prestado a los griegos frente a los miles de millones que nos costó rescatar bancos en quiebra tras una gestión fraudulenta.
Demagogia, señala desde su púlpito el erudito. Los tecnócratas agitan ahora en lo alto fórmulas milagrosas: contrato único, mochila austriaca, bla bla bla. Se trata simplemente de proceder a la demolición del estado del bienestar (obsoleto, califican) con la vana ilusión de instaurar una Arcadia capitalista que no funciona del todo ni en la Meca del capitalismo y si no, que se lo pregunten a Obama que, discurso tras discurso, apunta a la desigualdad radical como el principal cáncer de la sociedad estadounidense.
Sea como sea, y mandando a tomar por culo todo circunloquio pretendidamente científico, yo estoy con Grecia porque estoy con quienes exigen que se frene la lógica de una austeridad que se traduce en viejos sin calefacción y jóvenes sirviendo pintas en los pubs de Londres.
Porque creo que merece la pena pelear por lo que es justo.
Mañana aplaudirán la derrota de Grecia (si es que se produce) tanto la derecha montaraz como cierta pseudoizquierda leve, mucho más preocupada por Syriza que por Amanecer Dorado, pero la única lucha que se pierde es la que se abandona y, sí, esto tiene el tono inflamado de los panfletos pero a veces hay que decir lo que hay que decir sin importarnos lo que otros digan.
Aunque sólo sea para levantarnos el ánimo, qué caramba.
Hasta la victoria siempre y todas esas cosas.

lunes, 9 de febrero de 2015

¡EJECUTAD A MONEDERO!

Ejecutemos a Monedero pero eso, camaradas, no resolverá nada. Vendrán nuevos y virulentos ataques, se ha puesto en marcha una operación de Estado para triturar a todo aquel que ose desafiar al sistema de partidos que surgió de la Transición, esa suerte de turnismo mediocre en el que subsisten cómodamente personajes tan inanes como Antonio Hernando, burócrata del PSOE que lleva diez años pisando las alfombras del Congreso de los Diputados .
Antonio Hernando es la casta de nuevo cuño, apenas un recién llegado en comparación con quienes llevan decenios almorzando de gañote en el Congreso y, si allí no queda sitio, en consistorios, diputaciones y parlamentos regionales.
Ahora se pone bravo y llama a Monedero el Bárcenas de Podemos insinuando que la corrupción del PP pudiera ser equiparable a la de un partido que se creó hace menos de un año y que por no tener no tiene ni sedes.
¿Lo de Monedero por no declarar a Hacienda como hubiera debido estuvo mal? Seguramente. Lo de Antonio Hernando resulta peor: brama insultante con una violencia que no se le ha escuchado para poner en solfa los tejemanejes del PP con su caja B, sus sobres y demás zarandajas. De los ERE ni hablamos.
Es el síntoma de la histeria de un PSOE que un día asegura que no pactará con la derecha y al día siguiente firma con el PP un acuerdo que incluye la instauración de la cadena perpetua.
Ahora se especula con que Pedro Sánchez, exhausto tras tanto esquivar golpes de los suyos, ha llegado a la conclusión de que gobernar con el PP no estaría del todo mal. E, incluso, hay quien asegura que Susana Díaz optaría por ser presidenta andaluza con los votos de la depauperada derecha de su región y así eludir pactos con el rojerío.
Sea como sea, Antonio Hernando se ha retratado (sin sombrero) en su exabrupto contra Podemos.
Todo contra quienes exigen que los ricos paguen más impuestos, que se defienda de verdad a los que están sufriendo la crisis, que gobierne la ciudadanía y no el Bundesbank. Ellos son, para el PSOE, el enemigo.
Pero ¿y si cae Podemos?
La patética esperanza del PSOE es que si el sistema logra destruir a la nueva formación política haya un trasvase automático de esos votos hacia Pedro Sánchez o Susana Díaz o quien demonios vaya a liderar el viejo partido que fundara el otro Pablo Iglesias.
Sin embargo, eso no va a suceder.
El PSOE no ha perdido votos por culpa de Podemos. El PSOE ha perdido votos porque resultan cada vez más numerosos quienes creen que, en materia económica, los socialistas no van a hacer nada sustancialmente diferente de lo que haría un gobierno de derechas.
Obviamente no es lo mismo PSOE que PP. El PP anida en su seno a la derecha montaraz que, a la primera ocasión, legisla contra los derechos de la mujer, a favor de los privilegios de la Iglesia católica y contra las libertades ciudadanas.
Pero esos factores, con un 25% de la población en paro y un porcentaje altísimo en situación de precariedad laboral, ya no valen como únicas piezas de un argumentario político que seduzca a las masas.
El caso es que Antonio Hernando escupiendo a Podemos compone una escena que da bastante asco.
Y si cae Podemos el país se sumirá en una frustración letal que, tal vez, dentro de unos años se sustancie en esa rabia sin control que representan partidos como Amanecer Dorado. A lo mejor tal panorama le agrada más a Antonio Hernando.
De todos modos, que no se preocupe, el PSOE no es el PASOK y seguramente Antonio Hernando podrá conservar su acta de diputado y no tendrá que volver a buscar el sustento con cargos tan peregrinos como el que ocupó allá por 1996: vicepresidente de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes.
(Y algo más: existen multitud de socialistas honestos, Eduardo Madina es un buen tipo y hubiera sido un excelente líder y tal vez otro gallo cantaría si hubiese ganado y no le hubiesen traicionado los suyos. Quizás su sitio es Podemos).