lunes, 10 de junio de 2019

POR UN GOBIERNO PSOE-UNIDAS PODEMOS

El título de este artículo podría ser un encabezamiento perfecto para un manifiesto de las gentes de la cultura y las artes como el que promovió Luis García Montero de cara al 28A y que llamaba a votar contra el mal y a favor del bien, siendo el bien PSOE o Unidas Podemos, lo mismo daba. Ahora, sin embargo, no hay manifiesto que valga y parece que el bien puede ser, sin problema alguno para la farándula y los poetas, un ejecutivo del PSOE apoyado en la derecha naranja. Mientras no nos toquen el Instituto Cervantes aceptamos pulpo como animal de compañía.
Resulta curioso que, siendo un gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos el preferido por españolas y españoles (según el CIS y pese a las contorsiones de Tezanos), esta opción permanezca absolutamente invisibilizada en las tertulias, el columnismo y las opiniones de la clase opinante.
Bien es cierto que todos los tertulianos somos del PSOE y el sueño de un nuevo 1982 erotiza y para ello ha de desaparecer del mapa Podemos.
Y, sin embargo, al PSOE le vendría bien un gobierno de coalición que afianzase su imagen de partido verdaderamente progresista y se haría historia y España habría finalizado de verdad la Santa Transición que no acaba nunca.
Pero Pedro Sánchez (que estás en los cielos) cuenta con la adulación de los suyos y está convencido de que una y otra vez repetirá el relato de éxito que plasmó en su Manual de resistencia. Tal vez.
Quizás lo mejor sea votar de nuevo y, si es necesario, votar otra vez después hasta que el PSOE saque la mayoría absoluta que se merece.
Porque, sinceramente, sin ministerios no hay paraíso y un programa de gobierno está hecho para incumplirse si dentro del ejecutivo no hay participación de ambas partes firmantes.
Lo cual es una obviedad pero da igual porque, con tal de que Unidas Podemos jamás acceda al poder central, cualquier argumento es válido. No hay medio (progresista o de derechas) donde no se publique diariamente al menos un artículo poniéndole la mortaja a Pablo Iglesias en particular y a la formación morada en general.
Parece mentira que casi cuatro millones de personas votasen a Unidas Podemos en abril. Que luego fueron muchas menos en la europeas, municipales y autonómicas pero si las europeas, municipales y autonómicas eran votaciones que iban a contar para el Congreso tenían que haberlo avisado.
Veremos qué pasa pero la cosa no pinta bien y, además, dicen los periódicos que se ha acabado la crisis, como sabrá usted después de su última subida de sueldo. La gente quiere paz, moderación y que VOX no les asuste. Para ello, más o menos, vale el PSOE. Aunque luego no derogue la reforma laboral.
Sin embargo, con Unidas Podemos tendríamos un Gobierno más diverso, más plural, más proclive al cambio.
No obstante, asumo que quienes decimos esto hemos de ser considerados sectarios y con la cabeza podrida de anticuado marxismo-leninismo y que lo lógico es opinar que, saque los diputados que saque, el PSOE tiene que gobernar y el resto de personas del mundo apoyarle gratis et amore.
Y, mientras hacemos cálculos a corto plazo, la desigualdad (no se equivoquen) sigue creciendo. Vayan a los barrios (si es que no viven allí) y mírenlo. La desigualdad se paga, tarde o temprano. Y no basta con asegurar que se ha cerrado el ciclo del 15M para apaciguar los ánimos de quienes padecen injusticias.
En fin.
Que la vida sigue y, de paso, aprovecho para recomendarles que se lean Malaherba del ínclito Manuel Jabois. Por acabar con un poco de optimismo y bondad.