viernes, 20 de abril de 2012

ESTOY DE LO MÁS ANTIPÁTICO

Lo malo de estos tiempos es que a uno se le agría el carácter. Tienen razón los Marlango, que en una entrevista concedida al diario monárquico El País decían que, frente a la crisis, "hay que ser feliz, hay que ser feliz, hay que ser feliz". Woody Guthrie escribió en su guitarra "This machine kills fascist" y es prácticamente lo mismo. Tampoco hay que dramatizar. Yo, como Kafka, podría anotar en mi diario: "El gobierno aprobó el copago y subió las tasas universitarias. Por la tarde, me fui a nadar". ¿Pero de qué habla este señor?, se preguntarán. Y cuánta razón tienen. Meros soliloquios a la espera de un buen reventón social que nos conduzca a alguna parte. De momento, mientras España se hunde, recibimos bofetón tras bofetón sin apenas inmutarnos y aquí el único Johnny que ha tomado el fusil es el actor Willy Toledo, al cual el próximo Código Penal que a golpe de cilicio prepara Jorge Fernández Díez dedicará gran parte de su articulado. Willy Toledo será enviado a un CIE y se le afeitará la barba.
Estoy de lo más antipático, lo admito. Ya ni los jueves por la noche se puede salir. Me reconforta, eso sí, contemplar a esa juventud que no se arredra y los fines de semana consume enormes cantidades de cubos repletos de botellines de cerveza en La Sureña y luego mea las esquinas construyendo de este modo un futuro mejor. 
Mi antipatía llega a tal extremo que casi no me río con los niños chinos que salen en la tele con la cabeza atrapada en agujeros de casas semiderruidas.
También les digo una cosa: hace un tiempo malísimo.
En cuanto al fútbol, bueno, sí, es un consuelo, pero el Rayo no va todo lo bien que uno quisiera.
La vida son cuatro cafelitos, tal y como sostienen Beteta y Echániz. El gobierno del Partido Popular está empeñado en que la gente deje de tomar café. ¿De dónde viene esa obsesión? El café es uno de los males de España, junto al Estado de las Autonomías y la Sociedad General de Autores.
Pero en España, realmente, no sucede nada. Basta con echar un vistazo a la revista Rockdelux. Las mismas pelambreras, los mismo botines, las mismas camisas de leñador, Javier Corcobado. Yo de la revista Rockdelux entiendo muy poco pero una extraña pulsión me lleva cada mes a gastarme cinco euros diez para tenerla entre las manos. Queda muy bien sobre la mesilla de noche, es como la botella de Jack Daniels.
Me da por pensar cosas raras. Por ejemplo, ¿qué pasó con esos pósters de nuestra infancia como el que salía Charlot y abajo (o arriba) el texto: "si lloras por haber perdido el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas"? ¿O el del Jesucristo hippy con el rótulo Se Busca? ¿Y Rabindranath Tagore?
También me viene a la cabeza un suceso inquietante. Cuando los Anonymus hicieron públicas las direcciones de un puñado de artistas para protestar contra la SGAE o a favor de la piratería o por lo que sea que proteste Anonymus, ¿por qué entre esos artistas señalados estaba Willy Montesinos, que vive tranquilamente en un pueblo de la Comunidad Autónoma Madrileña? ¿Le confundieron con Willy Toledo? ¿Hay algo más humillante?
Estoy de lo más antipático y sólo mi gata me entiende. Debe de ser la histeria primaveral esa.





10 comentarios:

  1. No hay nada de malo en ser o estar antipático, no es malo enfadarse, no es malo sentir alegría, no es malo sentir celos, no es malo sentir indiferencia...lo malo es como canalizamos esos estados de ánimo y como nos enseñan a demonizarlos desde pequeños, "no llores, no estés triste", y como nos inducen a sentir lo que no sentimos "se simpático, dale un besito a la señora esa (con pelos de ahí) que es la vecina..." fuera complejos, estoy antipática vivo el proceso y ya se me pasará.
    Un saludo

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  2. Cuánta razón, querido Daniel.
    Y por muy joven que sea, y estemos a viernes de "toca salir" cómo puedo ir a un bar si mientras me pongo las playeras de siempre, y me miro en el espejo, hasta a mí, que pertenezco al grupo de adolescente de esas que sólo se preocupan de tonterías, me da por pensar: ¿y si mi padre no puede seguir pagándome la carrera? Si no era moco de pavo, que en la pública pagase 900, ¿cómo voy a seguir estudiando si el precio asciende a los 1400?
    Y por eso, a una se le quitan hasta las ganas de hacer lo que a la juventud le procede: salir, reír, disfrutar, celebrando lo que sea que hay, y hoy en día parece que falta, celebrar.

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  3. Pues a mi no se me ocurre nada para que dejes de estar antipático, tan solo rodearte de gente simpática, agradable, que te haga reir, soñar, disfrutar, que seguro que hay mucha a tu alrededor. Un abrazo.

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  4. La antipatía debería ser un derecho incluído en la constitución, mientras no haga daño a l@s demás..En cualquier caso, pretender ocultarla seguro que es la solución más insana que puede un@ encontrar ante ese estado de ánimo.
    Seamos antipáti@s pues, si eso es lo que nos pide el espíritu!

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  5. La verdad es que entre el tiempo, la primavera, las noticias (mas malas que buenas), los recortes, la falta de futuro a corto plazo (el de a largo plazo ya ni me lo planteo), la amnesia o gilipollez de mucha gente y la realeza, a uno se le van las ganas de todo. Pero oye, solo nos queda reirnos, es lo unico en lo que no pienso que nadie meta la tijera!!!

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  6. Me encantas,antipático o no... ( pobres niños chinos...)

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  7. Pues, sí, hijo. El futuro ya no es lo que era. Y tampoco estás tan antipático. Me parece a mí.

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  8. Si quieras esbozar una sonrisa, de este lado del charco tampoco habrás de lograrlo... así sea por mera cuestión de economía, sigue así que las cosas no pintan a prontas mejoras.

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  9. Cuánto más piensa uno, más antipático. Es ley de vida. ¿Alternativas? No pensar, ser un iluso, y por ende simpatiquísimo. ¿Cambiamos? No, no y no.

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  10. definitivamente, me gusta tu "antipatía" y tus "pensamientos raros"; es mejor que estar impasible viendo pasar el mundo de largo.
    Si te afecta mucho la histeria de la primavera, te mando un poco de mi otoño para que te acompañe.
    saludos

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