Atomizado, de vez en vez falto de fuelle, el 15M se repliega a las confortables plazuelas de barrio y a las profundidades abisales de la red de redes, donde el eco de los afines amplifica toda bulla. En twitter sí se puede ser feliz y hace menos calor que en la calle. El aniversario quincemayista fue como esas fiestas de ex alumnos que alguien organiza a través de facebook. Surge una euforia de reencuentro y todo el mundo se promete nuevas citas pero a la posterior convocatoria sólo van cinco. Estuvo muy bonito lo de la Puerta del Sol, fue emocionante, regresamos los mismos y alguno más se incorporó a la verbena reivindicativa. Pero ah. Ni siquiera la policía se empleó con la misma contundencia, cuatro porrazos desganados y a casa. ¿Qué ha pasado? Pues que el 15M, más allá de sus eficientes grupos de choque aún activos (colectivos antidesahucio, #15mpaRato, etc), se ha sumido en el letargo a falta de una estrategia clara.
Se veía venir. El gran 15M, el original, se nutrió de la indignación de las clases medias, acogotadas por la crisis, y dejó fluir en sus asamblearismo toda corriente crítica con un sistema que colocaba al borde del abismo a la mayoría de la población. Y el sistema tomó nota, tomaron nota los partidos políticos y se logró, como mínimo, imponer una agenda ciudadana en la discusión política.
Pero luego el 15M, de vuelta a los barrios, acabó sumido en una inercia de secta vegetariana, con enorme preocupación por los huertos urbanos y las bicicletas. Cuestiones ambas con las que simpatizamos muchos pero que resultan del todo secundarias en medio de esta hecatombe que amenaza con condenar al retroceso social a varias generaciones. El colmo de la tontería supuso leer en el periódico una propuesta de grupos de barrio que consistía, básicamente, en comer de la basura.
Así que el 15M duerme y, espero, despierte a tiempo, ahora que Montoro admite que tendrá que ejecutarse un difuso rescate a cambio de colocarnos gruesas cadenas para que no nos movamos. Porque el clamor de la calle ha de persistir y así mantener la democracia viva. Un día y otro presuntos sabios sugieren gobiernos de coalición, sanedrines de expresidentes, una administración de técnicos, erradicación de toda discrepancia, la economía entendida como una ciencia exacta que sólo funciona con los apriorismos del consenso liberal. Y lo peor es que la socialdemocracia, por enésima vez, se halla en la tentación de aceptar tal mandato por miedo a quedar extramuros del sistema. Con el peligro de que sus electores, si son triturados convenientemente, acaben votando a Amanecer Dorado o esa extravagancia que es UPyD, cuyo programa electoral se resume básicamente en mantener a Rosa Díez sentada en un escaño hasta que se jubile.
Así que la calle ha de mantenerse vigilante, quitarse las legañas, seguir en la pelea y no ceder a los entusiasmos marginales sino aspirar a una movilización verdaderamente mayoritaria. El 15M se reinventará o resucitará, quién sabe, pero, por lo pronto, da la impresión de dormir plácidamente y eso resulta, tal como están las cosas, de lo más peligroso.
Se veía venir desde el principio, sin una organización adecuada y propuestas plasmadas y presentadas tal y como establece nuestra Constitución, de nada sirve. Los mecanismos están ahí para ser utilizados convenientemente, a pesar de la mayoría del PP.
ResponderEliminarLa heterogeneidad del movimiento lo hace difícil, muy difícil, ya que además luchamos frente a un Enemigo Único, que no se resquebraja y tiene un gran control respecto a todo, lo que también supone medios de comunicación, que hace silenciar el 15 M, o bien vejarlo convirtiéndolo en un movimiento marginal. No es sencillo, pero no creo que hayamos cesado ya en nuestro empeño, Daniel. Seguiremos en la lucha.
ResponderEliminarEl movimiento se fue deteriorando poco a poco, no sé si por falta de organización o porque la gente fue perdiendo las ganas de luchar. En una plazuela escuché a un tipo decir que había que reinventarse, abandonar las plazas y pasar a otro tipo de acciones, el #15mpaRato es una de ellas. El problema es que no se pueden confundir las acciones valiosas con las tonterías, lo de comer de la basura yo no lo ví útil tampoco...supongo que alguien pensó que lo mejor es desprenderse de todo y vivir en la más absoluta pobreza y ese no es el espíritu original del 15m que luchaba para evitar perder los derechos conseguidos.
ResponderEliminarYo creo que cada uno ha intentado tirar hacia su "monte" aprovechando el filón del 15m. He visto defender argumentos feministas, animalistas, ecologistas...pero cada uno contaba una historia diferente y que no tenía nada que ver con la anterior. También hay gente que cogía el altavoz por el mero hecho de sentirse protagonista pero sin argumentos sólidos que defender. Que no digo yo que eso esté mal pero cada cosa a su tiempo.
Quizás si que ha faltado una línea clara de actuación...no lo sé pero yo creo que las ganas de luchar siguen en la gente, el problema es que no encuentran una forma de canalizarlas de una forma que les convenza adecuadamente.
No lo sé. Yo he estuve en Sol esos días y también estuve hace un año y he notado diferencias abismales. Hay que limpiarse las legañas y volver a afrontarlo con fuerza, eso es lo que creo.
Un abrazo.