jueves, 15 de diciembre de 2011

¿DÓNDE ESTÁN LOS PATRIOTAS?

En España el patriotismo es una cosa que sirve para burlarse de lo raro que hablan los catalanes e insultar a los vascos separatistas. En España, para entendernos, el patriotismo es sólo de consumo interno. El español deja el patriotismo en casa cuando sale fuera. No resulta raro, por tanto, que (gobierne quien nos gobierne) cada vez que Berlín exige una cesión de soberanía sea nuestro país quien primero levanta la mano. Ya sé que para un filósofo que hemos tenido no es cuestión de desdeñarlo y que dijo eso de "España, el problema, Europa, la solución" pero un mínimo resorte crítico no vendría nada mal a esta nación de naciones en la que, a duras penas, convivimos. Por Dios, que hasta los húngaros se lo pensaron un rato antes de doblar la testuz ante el Diktat germano en la última Cumbre. Luego están los corresponsales en Bruselas, más papistas que el Papa en cuanto a europeísmo se refiere, intoxicados de mejillones y patatas fritas y licores trasegados a expensas de generosos euroburócratas, felices noches de francachela y pasiones turbias. Y todo ello conduce al acatamiento acrítico con el que se ha asumido que Frau Merkel convierta el Viejo Continente en una suerte de protectorado prusiano.
Sarkozy ha capitulado, Francia (otra vez) ha optado por Vichy y en la Torre Eiffel ondea la bandera del Bundesbank.
Y aquí, ¿dónde se esconden esos patriotas siempre prestos a besar la sagrada enseña nacional? En la práctica, lo que Europa ha aprobado estos días es la renuncia de los países miembros al control de su política económica. A sus ordenes. Los británicos, a los cuales hacen burlas el resto de los europeos, han decidido no sumarse a este consenso. Tal vez se equivoquen. O, más exactamente, tal vez su rechazo parta de razones equivocadas. Pero, al menos, han sido coherentes con ese patriotismo del que hacen gala los habitantes del otro lado del Canal, a excepción de los escoceses, que también son patriotas pero de lo suyo.
Siempre podemos recurrir al tópico (tan simpático para los editorialistas): La salvación de Europa es más Europa. Elegante solución argumental que no significa absolutamente nada pero nos coloca en superioridad moral con respecto a nuestro contrincante, cetrino y con rasgos africanos a cada ocasión que cuestiona los tejemanejes de Merkozy y el BCE.
O sí, sí podría significar algo el lema anteriormente mentado si significase que vamos a votar la elección de un gobierno europeo y un presidente europeo o, en su defecto, que nos dejan elegir una parte de los escaños del Bundestag. Pero no. Eso no está en la agenda.
Lo que incluye la agenda, por el momento, es un régimen drástico que nos va a dejar en los huesos. Austeridad y manos atadas a los gobiernos en cuanto a gasto público. Hay economistas reputados (un tal Krugman, por ejemplo) que insisten en defender el papel del Estado como inversor que facilite la salida de la crisis. Frau Merkel no lo cree conveniente y ya se recomienda que los asalariados cobren 400 euros si quieren trabajar.
¿Dónde están los patriotas?¿Dónde el viejo orgullo español de ensoñaciones imperiales? ¿Dónde la espada de Alatriste? Up patriots to arms. Toca organizar la Resistencia. Ciudadanos, votar no valdrá de nada si el margen que se nos da para decidir la política económica es insignificante.
No hay alternativa, braman aterrados los realistas, los moderados, los proclives a la rendición.
Eso mismo, hace mucho tiempo, comentaban los parisinos en los cafés y, poco después, veían partir del Velódromo de Invierno trenes con carga humana con destino a las llamas de Auschwitz.
Los alemanes vestían de gris. Tu de azul.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

HAN GANADO

Opino que la propiedad privada es un robo. Pero dentro de un orden. Me refiero a que si hay que emprender la colectivización de los bienes privados lo lógico me parece empezar por los multimillonarios. O por las grandes operadoras de telefonía que dominan la red. Sin embargo, el lobby internauta defiende que, antes que nada, se ha de colectivizar la propiedad intelectual, las canciones y las películas y los videojuegos preferentemente. Me rindo. La discusión es imposible. Los talibanes neotecnológicos han impuesto su discurso y todo lo que vaya en su contra es calificado de reaccionario y (¡anatema máximo!) de senil, antiguo, decimonónico, antediluviano, propio de épocas pretéritas. Y dado que los medios convencionales y los tertulianos de cierta edad tienen verdadero pánico a que se les ubique en la Edad de Piedra, medios convencionales y tertulianos de cierta edad (que son casi todos) dan la razón a los internautas talibanes y se acabó lo que se daba. Han ganado la pelea de la opinión pública. Admitámoslo. Hoy leo en el diario Público que, incluso, creadores como Nacho Vegas y reputados raperos defienden la idea de que la piratería difunde la cultura y beneficia a los artistas porque así les salen conciertos en Quito. Pues muy bien. Y luego está esa melonada que forma parte del argumentario habitual: como los piratas son hábiles y burlan la ley mejor triturar la ley o, dicho más apropiadamente, imponer en la red la ley de la selva. Símil recomendado: poner puertas al campo, barreras al mar.
La discusión es imposible. Defender algo tan simple como que un artista tiene derecho a cobrar por su obra se ha convertido en algo de lo que los listos se ríen. Son Los Internautas. Pero internauta también soy yo, que compro en itunes y pago religiosamente mi cuota de Spotify. No, no, caballero, internautas son ellos y por eso la Ley Sinde se ha quedado en un cajón, lo admitió el propio presidente saliente, José Luis Rodríguez Zapatero:
- Es que en twitter se produjo una reacción de protesta muy importante.
Coño, también se produjo una reacción de protesta muy importante en contra del indulto a un banquero y no se lo pensó usted tanto, presidente.
Y luego sale Enrique Dans, gurú de guardia del lobby, y alardea de haber frenado la ley y del éxito del hastag #cuatrotuiteros con el cual se ridiculizaba a quienes habían criticado que cuatro gatos con cuenta en twitter hubieran dado al traste con la legislación antipiratería propuesta por la ministra de Cultura. Vino a decir Enrique Dans:
- Para ser cuatro menuda la hemos liado, todo el día de trending topic #cuatrotuiteros.
Claro que también #cosasdegordas fue trending topic todo el día, bonita colección de insultos machistas a las mujeres con sobrepeso. ¿Esos son internautas también? ¿Esa turba analfabeta es a quien representa Dans y los suyos?
Pero no, ya lo estoy viendo, ah, usted no comprende la red, yo soy nativo digital, usted no, usted lee libros en papel aún (diría más: ¡usted lee aún!). Del carácter de Los Internautas dice mucho su cruzada a favor del libro electrónico. Si usted defiende que el entrañable libro de papel es todavía superior en muchos aspectos (portabilidad, flexibilidad, resistencia, puro placer estético) resulta que usted es un imbécil redomado. Cada vez que he hablado del asunto con un Verdadero Creyente de la Red la disputa dialéctica se ha zanjado con un comentario despectivo por su parte:
- Estás obsoleto.
Ya está dicho todo. Si no aceptas lo que pretenden imponerte, estás obsoleto. Pero ¿qué más les dará? ¿Por qué ese empeño obsesivo en erradicar toda herramienta analógica? ¿Qué ganan ellos con que yo me compre el librito electrónico de marras? ¿Por qué estos rebeldes de la red siempre difunden filosofías favorables a las grandes corporaciones?¿De qué manera han logrado compañías como Apple convertir a consumidores en esclavos dispuestos a difundir la buena nueva de la manzanita mordida? Estás obsoleto. Punto.
Cunde el talibanismo. Pocas ideas pero firmes. Y por eso la discusión es imposible. Claro que creo que pueden revisarse o flexibilizarse los derechos de autor; claro que asumo que, hace muchas glaciaciones, se abusó del usuario imponiendo precios excesivos; claro que, en medio de todo este debate, una SGAE antipática e incapaz de hacerse entender ante la opinión pública ha hecho mucho daño; claro que (no soy idiota) miro y veo que en la red, por la cara, uno obtiene absolutamente todo. Pero eso no impide que siga pensando que alguien que ha construido una canción, una película, un juego, un libro tiene derecho a cobrar por ello. Y que quien copia y difunde una obra a miles de personas sin permiso está robando.
Han ganado. Bien. Es así. Tampoco nos pongamos apocalípticos. La cultura, la creación, sobrevivirá. Siempre habrá valientes dispuestos a entregarse en cuerpo y alma a una pasión. Pero cada vez serán menos los que puedan vivir dignamente de ello. Aunque a lo mejor en Quito les llamen para dar un concierto. Qué bien.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

NOCHE EN EL MONTE DE EL PARDO

- Detenga el coche.
Ordenó el duque.
- Pero don Iñaki...
Objetó el chófer.
- ¡Que pares el coche, coño!
Se zanjó la discusión y el duque orinó copiosamente en el arcén. Contemplaba la noche estrellada, cuajaban buhos negros los enebros y quejigos, componían a su frente asimétricas geometrías las hojas de los alcornoques y fresnos y chopos, batidas suavemente por el viento de la Sierra de Guadarrama. Le pareció distinguir, en la frondosidad oscura, un bambi.
- Ahí va la hostia.
Venía de ser amonestado por El Viejo.
- Te parecerá bonito.
Eso le había espetado el monarca a su ahora caído en desgracia yerno. El duque se distrajo mirando los dibujos de la alfombra y ya no había atendido mucho más a la reprimenda de su suegro. 
- No te jode.
Había imprecado a la salida de Palacio y se había montado en el coche a toda prisa, sin percatarse siquiera de que la vejiga le reclamaba hace buen rato una descarga urgente. Con que allí estaba, en pleno Monte de El Pardo, atisbando cervatillos ¿Cuándo había empezado todo a irse a tomar por culo?
 - Andrés, ¿tienes un winston?
El chófer quedó sorprendido ante tal petición. Pero, cauteloso y obediente, sacó el paquete de cigarrillos y ofreció uno a su excelencia.
- Vamos a quedarnos por aquí un ratito.
Encendió el pitillo y se internó en la campiña. Exhaló el humo y se dijo qué rico, por Dios, qué bien sienta un pitillito a veces, y eso que yo he sido deportista de élite y. ¿Y qué? ¿Qué más da lo que he sido o dejado de ser? ¿Qué soy ahora? Según la prensa, un golfo, un canalla, un ladrón. Qué injusticia. Qué país de mierda. Yo lo único que traté fue de amasar un capitalito, como cualquier hijo de vecino.Toda España se forraba. Desde el muerto de hambre que, de la noche a la mañana, se convirtió en magnate de la construcción hasta el policastro de tres al cuarto que se lo llevaba calentito en comisiones. Toda España llenándose los bolsillos y, aquí, yo y mi señora a verlas venir, mendigándole al Viejo cada dos por tres, viviendo de prestado. Hasta que un buen amigo me abrió los ojos:
- Pero ¿tu eres gilipollas o qué? ¿Tu sabes lo que están dispuesto a pagar todos esos políticos de provincias por sentar a un miembro de la familia real a su mesa? Despabila, por Dios.
Y sí, así fue, todos pagaban, los mallorquines los que más, y los valencianos no se quedaban cortos y qué, ¿he matado a alguien? Cagüenmisuerte.
Apuró el cigarrillo y lo apagó cuidadosamente, tengamos la fiesta en paz, a ver si voy a prender fuego al monte y ya lo que faltaba, contempló la circundante naturaleza semioculta en sombras, la luna alumbraba un fulgor de brujas, el duque se sintió niño, quiso echarse a llorar. Salió corriendo.
- ¿Dónde va usted? Por lo que más quiera, don Iñaki.
Se internó en el bosque, se rasgó el pantalón de tergal con la jara, cayó al suelo, espantó a un conejo, se subió a lo alto de un alcornoque y se dijo que de ahí no lo bajaba ni Dios bendito.
Andrés lo perseguía a la carrera pero el duque mantenía casi intactas sus capacidades atléticas de antaño y enseguida lo perdió, mucho antes de que el noble se encaramara al árbol.
- Esta sí que es buena.
Andrés, cauteloso y obediente chófer, se dijo que todo tenía un límite.
- Pues sabes qué te digo, qué anda y que le den dos duros, me voy para casa que tengo pisto para cenar.
El duque escuchó alejarse el ruido del motor del coche, trenzando ondas en el silencio boscoso. Una lechuza le alborotó el pelo. Sonrió.