martes, 27 de marzo de 2012

A LA HUELGA, CAMARADAS

Desde mi exilio palermitanoporteño conmino a la revuelta, me sumo a las filas de los insurrectos, enarbolo la bandera del paro general. ¿Venceremos? Bueno, hay un pequeño problemita. La clase asalariada se halla sumida en el pánico, medrosa de que le arrebaten el pan de sus niños (con cierta razón) y súmese a ello la legión lumpenproletaria en la que el sistema ha convertido a la juventud trabajadora, devastada por el analfabetismo, la precariedad y la mera idiocia. Mas no hay que desesperar. Cunda el optimismo. Manténgase alta la moral. Las vanguardias han sido siempre quienes han torcido la Historia en la dirección correcta. Una vanguardia que pelee en serio puede marcar la diferencia este jueves. Ardan las calles, qué demonios. Tome los bulevares esa otra juventud que, como decía el cura ese de cuando Franco, aguarda. Hay una juventud que aguarda hoy también pero no sale en la tele. Y qué suenen las trompetas de la revolución. Regresen los perroflautas a primera línea de la batalla. Energía positiva, reclamaría un jipi de antaño o un firme creyente en las constelaciones familiares de nuestros días actuales. A ello.
¿Venceremos? Pues, para empezar, con las huelgas, como con el gazpacho o la tortilla de patatas, lo mejor es la receta tradicional: tomar las ciudades y pueblos y que la presencia masiva de los insurgentes convenza a los poco convencidos. ¡Presión intolerable!, clamará el moderado. Sin acordarse de la palmada en la jeta que, antes de irse a casa, le obsequió su directo superior a la vez que comentaba: "No me irás a hacer huelga, ¿eh, Martínez?". En plan simpático. O sin simpatía alguna en el caso de que en vez de corbata el asalariado luzca gorra y camisola: "El jueves todo el mundo aquí, no quiero gilipolleces". Demagogia, sin duda, pero ¿a qué a todos nos suena?
En fin, que nada, que sólo quería lanzar al eter del hiperespacio mi rotundo apoyo a la huelga general. Como carezco de empleo no puedo ejercerla pero a lo mejor lo que hago el día 29 es no ducharme. No, es broma. A la huelga.

jueves, 22 de marzo de 2012

PERIODISMO Y CAMISETAS

De la salud pésima del periodismo en España es buena prueba la información del diario El País (http://politica.elpais.com/politica/2012/03/21/actualidad/1332366527_749675.html) acerca de las maniobras del diario El Mundo para que dos testigos del 11M cambiasen su declaración en el juicio. Vayamos a lo más grave del asunto. No tanto que dos periodistas presionasen y ofreciesen regalos a dos testigos como QUÉ REGALOS ofrecieron. Por Dios y por la Virgen. Rupert Murdoch y su gente de los tabloides se gastan las libras que haga falta y tienen sobornado a medio Scotland Yard mediante espléndidas regalías en forma de pasta gansa, deportivos, prostitutas y botellas de champán. Si es necesario estoy seguro de que Rebeca Brooks es capaz de ofrecer su propio cuerpo en pago a una información realmente apetitosa. Eso es periodismo de nivel. Aquí los compañeros del diario El Mundo pretendieron ganarse a las dos testigos regalándoles ¡CAMISETAS DEL REAL MADRID! Estaba claro que no iba a funcionar. Y no funcionó. ¿A qué punto de degradación está llegando la profesión de reportero en España? ¿Esto es periodismo de investigación? Esto es una mierda, caballeros. Con dos camisetas del Real Madrid no vamos a ningun parte. Qué pronto se nos vislumbra el pelo de la dehesa; qué país, Miquelarena.
Señores. Bernstein y Woodward, Zola, Michael Herr y Ed Murrow jamás cayeron tan bajo como para recurrir a dos tristes camisetas del Real Madrid. Obsequiarían habanos, meretrices asiáticas, jovencitos, maletines repletos de millones de dólares, rubíes. Pero ¿camisetas? Si al menos hubieran estado firmadas por Cristiano Ronaldo.  Ni eso. Qué falta de rigor.
El periodismo de investigación es una cosa muy seria. Bien lo sabe don Emilio Rodríguez Menéndez. Que tomen nota los compañeros del diario El Mundo. Si hay que ejercer presión, nada de camisetas: vídeos comprometedores, billetes en bolsas de basura, una pistola en la cabeza, qué sé yo. Pero ¿camisetas? No, no y no.
 O, como mínimo, la equipación completa.
 

miércoles, 21 de marzo de 2012

IMPRESIONES DESDE ALLÁ AL SUR

Las primeras lluvias torrenciales anuncian la clausura del verano austral, aquí, al sur, en un Buenos Aires donde el aire pesa, truena el bochorno y en Palermo crecen sillas donde abrevan las pájaras más dulces del país. Es una frase. No me malinterpreten. Me gusta escribir sin pensarlo mucho, disfrutando del mero placer de juntar palabras. Aquí en Buenos Aires, por cierto, las palabras todavía gozan de cierto prestigio, me refiero a las que se obsequian en tinta sobre papel, y los kioscos lucen un andamiaje de publicaciones diversas y las librerías son un gozo exultante. Eterna Cadencia (también editora de títulos propios) es una de mis preferidas. Sobre todo porque también dispensan tragos y sirven un gintónic más que aceptable, así que puede disfrutarse a un tiempo de la literatura y de la dipsomanía (dos de mis actividades preferidas). Libros y tormentas, Buenos Aires hacia el fin del verano.
Fumo un cigarrillo acodado en el balcón y miro pasar los perros y el cielo se pinta de color rosa para el crepúsculo, diseminando las nubes, y camino un rato, suena el tren, desayuno medialunas de grasa, aguardo la oportunidad, El Gran Sueño Argentino, eso he venido a buscar, creo.
Escasea el salmón para el sushi pero las milanesas continúan extraordinarias, qué caramba, y yo estoy siendo paseado como un especimen que aquí miran con curiosidad: el desempleado español, del que tanto se habla en todo el mundo. Pero bueno. Tampoco dramaticemos. Concluído queda el documental El oficio de cantar realizado con motivo del nuevo disco de Ismael (Todo empieza y todo acaba en ti) y casi finalizado está el videoclip que ambos dirigimos y la vida nos ofrece nuevas rutas, porteñas quizás.
Desde el sur contemplo el mundo y tan ancho ya no es, hablo a diario con España y me entero de que un ex ministro de Aznar ha sido condenado a cárcel pero, a la vez (qué curioso), no ingresará en prisión, y también de que el ex director general de trabajo de Andalucía gastaba 25.000 euros al mes en cocaína, lo cual ha abierto un debate muy encendido sobre lo cara que está esa droga en Sevilla, inaceptable en plena crisis. Vamos, que estoy al día, no se preocupen.
En fin, nada, notas dispersas sobre un aterrizaje reciente (previo al cual las azafatas de Aerolíneas Argentinas me expulsaron con malas maneras de la primera clase, donde apenas pretendía saludar a un conocido, se ve que tengo cara de clase turista o me delató la remera barata y parecía como cuando en Titanic la chusma pretende asaltar los botes de los privilegiados y les repelen a palos y sólo faltó que saliera el comandante con una pistola, ¡gracias, Aerolíneas!). Notas dispersas, digo, de un aterrizaje reciente. Seguiremos informando y que Dios reparta suerte.

viernes, 2 de marzo de 2012

OH, DISTURBIOS

En primera de toda la prensa de derechas, calles ardiendo. Barcelona parece conducirse hacia una nueva Semana Trágica, si atendemos a lo que vociferan los propagandistas de nuestros tabloides de andar por casa. Mamá, pupa, musitan mientras los moderados, teorizando sobre la futilidad de toda violencia. Y, sí, la violencia es repudiable, es fea, no atiende a razones, pero ¿a alguien ha de extrañar que la indignación estalle en forma de cristales rotos? "Si no es ahora, ¿cuándo? Si no somos nosotros, ¿quienes?" se preguntaban los jóvenes que, en los 70, posaron para la posteridad con boinas ladeadas, brillantes guantes de cuero y pistolas, de Berlín a Bolonia, de Belfast a Beirut.
Ironizaba Francisco Umbral cuando era rojo: "Con el Muro vivíamos mejor. A este lado, por supuesto". Visto lo visto, no le faltaba razón al fenecido cínico. Tal vez los tanques del Pacto de Varsovia salvaguardaban nuestro querido Estado del Bienestar y liquidada por derribo tal amenaza, ya no hace falta concesión alguna al populacho. Despido libre, semiesclavismo laboral, vuelta a la sanidad y la educación de pago, restricción de todo gasto público. Eso es el programa que nos impone la Europa de Frau Merkel. Lo cual se va a traducir en toda una generación triturada, sin horizontes, empujada un escalón hacia abajo en lo social, hacia la pauperización o la marginalidad. ¿No resulta, por tanto, casi comprensible que los chavales rompan escaparates como forma de exteriorizar su rabia? Sobre todo, teniendo en cuenta que la derecha se muestra dispuesta a ser implacable, a no ceder.
Oh, disturbios. Sí. No son deseables, por supuesto. El 15M demostró que la opción pacífica puede lograr resultados si se adoptan nuevos mecanismos de acción, si se desobedecen las reglas establecidas para la protesta y se reinventa la rebelión. Pero el 15M se ha sumido en un letargo del que, por ahora, no se despereza. Han tomado el relevo los bachilleres, los universitarios, la juventud que se niega a asemejarse a esa tropa lobotomizada que aparece en los reality shows de la televisión haciendo orgullosa gala de su imbecilidad.
"He visto las calles ardiendo otra vez" cantaban los Kortatu allá por los lejanos 80. Oh, disturbios. Quien siembra vientos, recoge tempestades, sentencia el tópico. Las calles arderán si el sistema no se corrige y si, en vez de atender a las reclamaciones de los desposeídos, como en el viejo chiste que se relata en la película francesa La Haine, mientras caemos al vacío nos limitamos a repetir una y otra vez: "Por ahora todo va bien".