sábado, 11 de julio de 2015

CÓMO INVENTAR UNA NOTICIA QUE NO ES

Lo de inventarse noticias no es nuevo pero la diferencia entre España y otros países del mundo radica en que aquí lo hace la prensa presuntamente seria. Es lo malo (ya lo decía José María Ridao cuando editorializaba en El País) de que no tengamos periódicos sensacionalistas: el sensacionalismo se hace en los periódicos normales.
El caso es que llevamos días y días debatiendo (otra vez) sobre la Memoria Histórica.
- ¡Manuela Carmena quiere quitar del callejero a don Santiago Bernabéu!
Clama desde la caverna el joven tertuliano que aspira a un buen sueldo en la televisión de Murcia.
Y no, resulta que no es verdad. Que todo parte de una noticia inventada.
La estúpida polémica surge de una evidencia: el nuevo gobierno municipal de Madrid quiere aplicar la Ley de Memoria Histórica y cambiar los nombres a las calles de resonancias franquistas. No hay un plan ni plazos ni urgencia alguna pero existe esa lógica (y democrática) pretensión.
Pero he aquí que Vicente G. Olaya escribe en el diario El País un artículo sobre este asunto y cita la opinión de un historiador, Antonio Ortiz, que defiende arrancar de cuajo todo nombre lejanamente vinculado con la dictadura: de Manolete a Santiago Bernabéu pasando, claro que sí, por Agustín de Foxá. Una tontería como otra cualquiera que, además, se adereza en primera página con un titular lo suficientemente llamativo: ¿Hay que derribar el Arco del Triunfo?
A partir de ahí se agitan las tertulias y la derecha respira aliviada en radios y televisiones porque puede hablar de un tema que le gusta y repetir el argumento de siempre: ¿no hay cosas más importantes?
Como desde que se murió Franco hemos tenido cosas más importantes, ahí siguen los muertos en las cunetas para regocijo de Pablo Casado, el niño minimalista.
Manuela Carmena, en un desayuno en el hotel Ritz, desmiente con su habitual tranquilidad el que el Ayuntamiento esté pensando en apear a Santiago Bernabéu o a Salvador Dalí de su lugar de honor en el callejero madrileño.
Pero nada.
El titular ya está hecho y se está tan a gustito acusando a la izquierda de querer ganar la guerra civil tantísimos años después de haberla perdido.
Y llega el sábado y en el diario El Mundo hasta cuatro columnistas comentan el asunto con santa indignación y dedo acusatorio contra el guerracivilismo de Carmena y los suyos. Ellos son (por orden de aparición)  Enric González, Rubén Amón, Pilar Eyre y Ernesto Sáenz de Buruaga.
Lo de Buruaga no hace falta ni atenderlo porque su nivel es tan ínfimo como suele, lo de Eyre (excelente cronista de la buena sociedad barcelonesa, por otra parte) es un chau chau al vuelo de alguien que ha escuchado campanas y no sabe dónde y Rubén Amón y Enric González incurren en la pereza intelectual (tal vez sea la canícula) de quien copia los argumentos de la derechona eterna pero notándose mucho que sin creérselos del todo. Supongo que de vez en cuando hay que hacer concesiones al público de tu periódico y darle el caramelito de un artículo carca al modo ABC o La Razón.
Sea como sea (y conste que tanto Rubén Amón como Enric González me parecen dos grandísimos periodistas y podrían escribir en modo progresista si hubiera algún medio progresista que pagase bien en España) la cuestión de fondo es que se ha opinado y vuelto a opinar sobre una noticia falsa, sobre una pura invención.
- Ya, ya, pero ¿a usted que juicio le merece el callejero franquista que Madrid aún conserva? Bernabéu ¿sí o no?
Que no hay debate. El nombre de los generales y matarifes franquistas ha de caerse del callejero y el de Salvador Dalí, Foxá y Manolete conservarse porque son otra cosa.
Lo que me parece muy feo es inventarse noticias, caramba, y si se inventan que sean polémicas nuevas, que esta ya la había visto en El Gato al Agua hace un montón de tiempo.
Y ahora vamos a a hablar de Grecia, que también tiene lo suyo.

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