No era (eso seguro) la función de títeres más adecuada para un público infantil pero acabar en la cárcel por algo así resulta un tanto excesivo.
Me recuerda a la vieja historia de ese antifranquista detenido y enjuiciado por su activismo contra la dictadura y cuyos versos repletos de compromiso social fueron presentados ante el tribunal como prueba fehaciente de su condición de sedicioso. Su abogado argumentó: "Hombre, los poemas son muy malos pero tanto como para meter a mi defendido en la cárcel...". El antifranquista acabó en Carabanchel y, por fortuna, abandonó para siempre la poesía.
Pues lo mismo.
Sin que quiera decir yo que estos titiriteros se asemejen a los heroicos antifranquistas ni que esta democracia imperfecta sea como la dictadura de Franco.
Que todo hay que explicarlo (no vaya a ser que a uno le muerda, en un descuido, Eduardo Inda).
El caso es que el tema de los títeres con mensajito antisistema va a ser asunto de conversación en las largas horas de tertulia televisiva y, de nuevo, servirá a la derecha cavernaria para demonizar a las nuevas fuerzas del cambio.
Contará esa embestida con la inestimable colaboración de cierta progresía avejentada que odia con toda su alma lo que que significa Podemos, las confluencias, los alcaldes del cambio y demás novedades políticas surgidas del 15M.
Alfonso Guerra ha dicho que la gente de Podemos son unos niños malcriados y que le recuerdan a los del 23F. ¿Pablo Iglesias igual que Tejero? Si cierto columnismo paleoprogre le ha calificado de bufón mussoliniano, ¿por qué no?
Lo de niños malcriados suena a reproche de padre que mientras desayuna ve entrar por la puerta a su hijo con evidentes síntomas de haber bebido, follado y disfrutado de lo lindo toda la noche y va y le echa la bronca.
El poder se toma generacionalmente, según dijo el propio Felipe González, y eso (claro) jode bastante a quien lleva desde 1978 sentando cátedra.
Pero, qué se le va a hacer, los tiempos están cambiando.
Y, por supuesto, hay a quien eso no le gusta absolutamente nada.
Está la derechona de siempre a la que cualquier gobierno de izquierdas le viene mal (la campaña contra Manuela Carmena repleta de polémicas chorras es calcada de la que se hizo a Zapatero) y está una generación de socialdemócratas gris marengo de la Transición a los que Podemos provoca una urticaria digna de mejor causa.
Yo creo que Felipe, Guerra y otros socialistas de antaño ven en los jóvenes de Podemos su propia juventud traicionada.
Pero tampoco es para tanto.
En una tertulia apocalíptica de la radio estaban pronosticando el Armagedón debido al gobierno de Podemos y confluencias en los ayuntamientos y, con toda tranquilidad, dijo Ramón Tamames: "Pues a mí me recuerda a cuando nosotros comenzamos a gobernar desde el PCE y el PSOE. Nos dijeron de todo y éramos igual de jóvenes y luego no pasó gran cosa".
O sea que (insistamos) no hay que exagerar.
Y en cuanto a los titiriteros, aduzco en mi defensa que no he visto la obra y que no basta con sacar un cartel de Gora Alka-ETA para que ello sea apología del terrorismo porque también en un capítulo de McGyver salieron etarras con cara de mexicanos y nadie demandó al aventurero que con un abrelatas te abría una caja fuerte.
Relajemonos que nos va a dar algo.
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