lunes, 2 de octubre de 2017

EL ERROR RAJOY

Le ha sucedido en otras ocasiones al Partido Popular pero esta vez la crisis que ha provocado resulta de un calibre histórico. Me refiero a la tendencia del PP a confundir el ruido provocado por sus afines y el flamear de banderas españolas con el estado real de la opinión pública. Lo hicieron cuando gobernaba Zapatero y creyeron que ganaban algo sumándose a las teorías locoides de la conspiración sobre el 11 M o con las movilizaciones contra el matrimonio homosexual y la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
También en aquellos momentos calcularon un éxito electoral o estratégico que no se produjo porque, finalmente, España es otra cosa que el madrileño barrio de Salamanca o el Bernabeu repleto de enseñas españolas.
Con lo de Cataluña da la impresión de que a Rajoy le ha pasado lo mismo. El PP no quiso ver que la desafección de una amplísima franja de la sociedad catalana es algo más que el suflé con el que ironizaron con suficiencia los columnistas de ABC y La Razón.
Hay que leer también La Vanguardia, hay que ver la televisión y no sólo fiarse de esa tertulianía radiofónica que se dedica a desgranar el argumentario que pasa Moncloa cada lunes.
En esa cacofonía se ha gestado el error Rajoy.
Todavía este lunes hay periódicos que compran el pescado podrido que vende el Gobierno: no ha habido referéndum, la ley ha prevalecido, los Mossos son culpables... Puede que con toda esa artillería seduzcan (aún más) a los ya seducidos pero España es muchísimo más amplia.
No se fíen de las banderitas en los balcones porque también el domingo por la tarde se llenó la Puerta del Sol de banderas republicanas, ikurriñas y otros trapos.
El error Rajoy ha sido no saber mirar más allá del ruido.
Y luego están los héroes de la Transición, asustados porque se les está estropeando todo. Asustados también porque, en privado, dirigentes del PP difunden la idea de que las encuestas que manejan les dan una amplísima victoria electoral a lomos de la emoción rojigualda.
Es posible pero no le haría demasiado caso a esos (supuestos) sondeos. Todo depende mucho de cómo se gestione el desastre catalán y, al final, aunque apliques el 155 y metas en la cárcel a Puigdemont puede que la imagen resultante sea la de un país roto no sólo en Cataluña sino en todo el territorio. Y con esos mimbres no sé si se construye un líder.
Hay miedo en cierta izquierda no vaya a ser que la derecha se derechice todavía más pero, como recomendaba Siniestro Total, ante todo mucha calma.
Los idiotas que pitan a Gerard Piqué votan, sí, pero no perdamos la esperanza. También hay gente (mucha) que anhela un futuro en paz y, en la medida de lo posible, guardando las banderas para las celebraciones deportivas. Sea en Soria o en Sabadell.

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