viernes, 31 de julio de 2015

DERECHO DE RÉPLICA

Refutar una sarta de tópicos manidos sobre la canción de autor es un ejercicio fatigoso pero ahí me tienen, siempre dispuesto a la bronca si es por una causa justa.
Y sucede, además, que Ismael Serrano es mi hermano y un tal Yago García ha escrito de él en Jotdown cosas muy feas.
Califica Yago García a Ismael Serrano como "joven sex symbol de la izquierda regeneracionista" y asegura que "nunca ha vuelto a ganarse tantos titulares como cuando croaba el Papá cuéntame otra vez".
Del atractivo físico de mi hermano prefiero no opinar porque yo me considero bastante más guapo, lo del verbo croar revela un extraordinario talento literario por parte del autor, al título de la canción le falta la coma del vocativo y en cuanto a la presunta falta de vigencia de Ismael Serrano me permitiré ofrecerle a Yago García una serie de datos que seguramente desconozca porque, me da la impresión, el articulista de Jotdown ejerce el periodismo al estilo de Umbral cuando escribía de algo a bulto y argumentaba "no me voy a levantar ahora a comprobarlo".
Ismael Serrano ha sido el único artista que ha dado en pleno julio dos conciertos consecutivos en el Price dentro del ciclo 2015 Los Veranos de la Villa igual que, recientemente, llenó el teatro Metropólitan de México DF y tiene siete conciertos previstos durante el mes de septiembre en Argentina (dos de ellos en el teatro Gran Rex de Buenos Aires). Actúa habitualmente en Colombia, Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador, Bolivia y otros países Latinoamérica. Su último disco, La llamada (el primero que edita con Sony, multinacional que le fichó tras años en Universal), se convirtió el mismo día en que salía a la venta en nº1 de iTunes no sólo en España sino también en Argentina, Chile y Costa Rica.
Todo ello no se ha traducido, efectivamente, en grandes titulares aquí en España pero de eso no tiene la culpa Ismael Serrano sino un periodismo cultural perezoso y dado a funcionar con el piloto automático puesto.
Que es exactamente lo que hace Yago García en su artículo ¿Qué me dices, cantautor de las narices? 
Echa mano Yago García del viejísimo y cobardón recurso consistente en partir del elogio a un artista para poner a caldo a terceros en discordia.
Comienza diciendo que Javier Krahe, como está recién muerto, sí que es bueno pero que el resto de los cantautores son una puta mierda.
Y a partir de ahí, toca repartir estopa mediante una colección de opiniones con ánimo epatante y escasísima argumentación.
De Serrat sólo salva su etapa en catalán y tres canciones de muy al principio, a Paco Ibáñez le perdona la vida afirmando que sólo quedarán A galopar y Palabras para Julia (cualquier verdadero artista firmaría porque dos de sus obras se fijaran en la memoria colectiva como han quedado esas piezas maestras), Joaquín Sabina es menos que cero, Pedro Guerra ha de conformarse con el gentilicio chicharrero a modo de definición, Ella Baila Sola es un dueto inaguantable (que no sé que pintan estas chicas pero bueno) y así hasta no dejar títere con cabeza.
Naturalmente no falta aludir a la nueva hornada de cantautores de los 90 (Ismael Serrano, Pedro Guerra, Rosana, Tontxu) como viejóvenes.
En el fondo, aunque Yago García pretenda exhibir su modernidad y juvenil ímpetu, el artículo es de una apabullante ancianidad. La eterna cantinela demodé sobre lo desfasada que está la canción de autor. Cantinela que ya tuvieron que soportar en los 70 Víctor Manuel y Ana Belén, Aute y Serrat, en los 90 los mencionados nuevos cantautores y, a día de hoy, nuevos valores que, mientras la crítica resopla indiferente, llenan pabellones y teatros (véase el caso de Marwan o Andrés Suárez).
A Yago García sólo le gusta Silvio Rodríguez (pero, ojo, el de los comienzos -para cualquier esnob que se precie el primer disco siempre es el mejor-) y Pablo Guerrero.
Ya que sacamos el tema, que sepa Yago García que, mientras modernos como él estaban descubriendo a Pablo Guerrero, Ismael Serrano producía el disco Hechos de nubes, generoso homenaje elaborado con único objetivo de gritar al mundo que Pablo es uno de los grandes creadores de este país.
La canción de autor puede ser buena, mala o regular. Lo que resulta sospechoso es la severidad con la que se juzga en España la obra de todo cantautor. Muy por encima de la que se aplica al pop, al rap y, sobre todo, a esa etiqueta difusa denominada indie. El indie mola, la canción de autor apesta. 
Y, en todo caso, se admite la canción de autor de fuera: Nick Drake, Leonardh Cohen, Joni Mitchell y hasta Franco Battiato son, para Yago García, muy buenos. Serrat, insistamos en ello, una puta mierda.
¿Qué hay en la canción de autor para que despierte tanta antipatía entre los periodistas musicales (no así entre el gran público, que adora a Sabina, Pedro Guerra o Víctor Manuel)?
Se trata, simplemente, del resentimiento pretendidamente elitista de una crítica prejuiciosa con obsesión por demostrar que está a la última. Y eso significa subirse al carro de cualquier cosa que parezca de vanguardia, suene a anglosajón y no tenga verdadero arraigo popular.
Lo del sesgo progresista de cierta canción de autor también da mucha rabia y no sólo a Yago García. Lo explica muy bien Victor Lenore en Hipsters, indies y gafapastas. Crónica de una dominación cultural. La música indie o de ínfulas hipsters es la preferida del sistema porque ella puede vender conformismo, gafas de sol y marcas de cerveza. En la canción de autor se cuela, a veces (sólo a veces) cierta crítica social y política. Y eso ya sí que no.
No quiero ni pensar cómo habrá dolido a Yago García y otros autores de su cuerda el que un partido emergente y con tanto arrastre entre el electorado joven como Podemos haya reivindicado en sus mítines a Quilapayún, Lluis Llach o Mercedes Sosa.
Porque, como bien dijo Russian Red y corroboró Nacho Vegas, el indie casi siempre es de derechas.
Aunque eso, creo, ha cambiado. Y conste, además, que no seré yo quien utilice el truco aborrecible que señalo en el artículo de Yago García y denigre el indie para defender la canción de autor.
De hecho, Nacho Vegas, Xoel López y hasta el inclasificable Ángel Stanich me parecen más cantautores que rockeros. Y me gusta, sí, Russian Red.
Diré más. Algunas de las canciones de Ella Baila Sola, no sé si buenas o malas, me emocionan.
Carezco de los prejuicios que Yago García atesora como garante de la modernidad más exclusiva.
Ok. Estás en tu derecho de odiar las canciones de Ismael Serrano pero yo también puedo opinar.
Y opino que Serrat, Sabina y hasta Ismael Serrano se han ganado el derecho a ser respetados.
Y opino que a Yago García no le ha salido bien su artículo.
Para artículo bueno, digno del merecido prestigio de la revista Jotdown, mejor léanse El arte de al mamada, recientemente escrito por Amarna Miller, y que no hay que confudir, ojo, con otro artículo de Jotdown muy bueno titulado El arte de mamar. Acerca del mismo tema, además, en Jotdwon puede consultarse Abre la boca y cierra los ojos: apología del sexo oral.
En fin.
Que estoy en desacuerdo con Yago García.

8 comentarios:

  1. De acuerdo!, aún cuando no tengo idea quien es ese Yago G., pero conozco la hermosa música y letras de Ismael Serrano!.

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  2. ... no sé si seas más guapo que tu hermano, sólo te agradezco defender con argumentos y sin fanatismo un género tan vapuleado como la canción de autor. Gracias viejo...

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  3. Hablando de mamar, chúpate esa, Yago Garcia

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  4. Grande Ismael, grande Serrat, grande Daniel!!!

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  5. el artículo de Yago García me pareció irrespetuoso no ya con los artistas aludidos, sino con los lectores, por tontorrón, vago y falto de argumentos (los elogios y ataques sin más no lo son). "Manolete, si no sabes torear ¿pa' que te metes?" Gracias, Daniel Serrano por decirlo tan bien. Ah, por cierto, Serrat debería estudiarse en el cole (un respetito, ¡coño!)

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  6. Pues no no cozco al señor Yago, pero Ismael Serrano es uno de los grandes. Llena teatros y levanta emociónes y pasiones por donde quiera que va. Yo hice mis pinitos poéticos con su música de fondo. Le debo muchísimo. Ójala fuera eterno.Es una falta de respeto y consideración hacia uno de los grandes cantautores de este país.

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  7. Agradecido. ¡Larga vida a la canción de autor!.

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