Puede que acabe siendo un brindis al sol y tampoco me sumen a los entusiastas automáticos de Pedro Sánchez pero admitamos que hay que congratularse porque España sea hoy noticia por abrir sus puertas en una Europa que las cierra brutalmente. Empujaron alcaldesas como Ada Colau y Manuela Carmena y el alcalde de Valencia Joan Ribó y el Gobierno dio su visto bueno. Se ofrece acogida al Aquarius, barco de la esperanza para fugitivos de la miseria al cual una Italia sumida en la abyección ha decidido abandonar a su suerte.
Hemos tenido una temporada de patriotismo con Marta Sánchez dibujando pomporrutas imperiales en su reescritura del himno. Pero el patriotismo era esto: ayudar al necesitado desde nuestra condición de privilegio aún en tiempos de crisis. Cabe enorgullecerse de lo que somos si lo que somos resulta un ejemplo de solidaridad y no de exclusión.
Lo peor ha sido escuchar a Xavier García Albiol traduciendo del francés el discurso de Marine Le Pen aunque, en general, parece unánime la piedad con quienes se juegan la vida en el Mediterráneo buscando un lugar mejor.
Y no me hablen de buenismo porque, como he leído en Twitter, lo contrario es la maldad sin paliativos.
A veces las cosas son endiabladamente simples.
¿Puede Europa permitirse mantener a 600 hombres, mujeres y niños que huyen del hambre flotando en el mar con el futuro detenido?
No.
Otra cuestión es que el problema migratorio no se solucione a golpe de improvisados gestos humanitarios sino que, si Europa existiera, tendría que obligar a Italia a cumplir con sus obligaciones y también al resto de sus Estados miembros.
España puede sentirse satisfecha de que el puerto de Valencia vaya a recibir al Aquarius (si es que llega a producirse tal hecho) y la patria es mucho más ese barco con destino a nuestras aguas que las banderas a las que las tormentas primaverales han restado todo lustre, ahora que (incluso) parece que puede firmarse la paz con Cataluña y que empecemos a hablar de lo realmente importante.
Bravo Dani, a ver si aprende la gente que vierte esos comentarios tan poco humanitarios en la red
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