lunes, 7 de noviembre de 2011

TEATRO Y TOS

"Al teatro se viene tosido" exigía el legendario Alberto Closas. Cuánta razón. Y si sólo fueran toses. El otro día acudí a las Naves del Español, en el Matadero, a la representación de Infinita (teatro de máscaras silente) y menos silencio hubo de todo. Sólo faltó que algún espectador se tirase un pedo lo suficientemente estruendoso como para exaltar los ánimos. No hubo pedo, que al menos hubiera provocado las pertinentes risitas, pero sí un continuo runrún en las butacas. El público, en gran parte cincuentón o sexagenario, apostillaba cada movimiento ejecutado en el escenario de la siguiente manera:
- Mira, se ha movido.
- Se ha sentao.
- Huy, le pega.
- Ay, que le da.
- Oi, por Dios.
- ¿Tienes cleanex?
- ¿Qué hora es?
- Alfonsa, Alfonsa...
En la oscuridad de la platea se sucedían los ruidos, una sinfonía de susurros entrecortados, roce de abrigos, suspiros como de agonía, carcajadas a destiempo, estornudos, jadeos, una señora que se levantó y se fue a la mitad de la representación. Que, por cierto, era tirando a mala pero no para tanto. Y de hecho a los espectadores allí presentes les gustaba lo que veían. Lo sé porque lo decían todo el rato.
- Qué bueno.
- Qué risa.
- Qué divertido.
- Qué cosas.
- Alfonsa Alfonsa...
No había quietud, no había manera de concentrarse en la escena, no había paz para los malvados ni para los menos malvados y en las sienes, de la tensión y de apretar los dientes, se me estaban poniendo las venas como morcillas de Burgos. ¿Qué hacer? ¿Mandar callar? ¿Sacar la pistola? Aguantar. Es la única receta. Rogar silencio sólo lleva a que el amonestado se rebele y contraataque con más decibelios. Así que aguanté tralla y seguí escuchando a mi alrededor frases cada vez más enigmáticas:
- Debajo de la silla.
- Las nueces.
- Vi cigüeñas.
- La barba.
- Alfonsa, Alfonsa...
Y así hasta que concluyó la representación, con ovación y vuelta al ruedo y una colosal traca final de bravos muy por encima de la altura del espectáculo que habíamos visto.
Así fue. Así se lo cuento. ¿Por qué? ¿Por qué esa pulsión irreprimible por parte del respetable que le lleva a una ruidosidad imparable?
Creo que comienzo a entender eso que cuentan de Gracita Morales. Dicen que cuando la gran cómica hacía teatro, antes de comenzar su trabajo, miraba a través del telón al público tomando acomodo en los asientos y comentaba:
- Ya están ahí esos hijos de puta.

6 comentarios:

  1. Yo es que te conocí por twitter y claro, entre que no estoy en España, los 140 caracteres y sacarcásmo me enteraba de la mitad...pero en esa mitad entendí que eras muy ironico al escribir y molaba...
    Y hoy te leo con más de 140 letras y me has hecho reír...
    así que ahí sigo, leyendote.

    un abrazo

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  2. Gracias por las risas, Daniel.
    Saludos.

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  3. Me has arrancado unas risas y eso es mucho con la que está cayendo.
    Saludos.

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  4. Con tu permiso,hago mía tu queja y me la llevo a ver una peli al cine.Al cine se va a ver cine,y a merendar se va uno a la Casa de Campo.Y para otras cosas a una Pensión o al río.
    ¿Me prestas la pistola?.No sé si usarla durante los anuncios que ya en visto en televisión y sin pagar entrada,o cuando me dan dos collejas para que salgo echando leches mientras los títulos de crédito.
    Me ha gustado la referencia a Doña Gracita Morales,por´ser una gran actriz,y sobre todo,por ser mi tía.

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  5. Disculpa, pero no elegirás las obras de teatro más adecuadas, pero yo me parto con tus crónicas. Esta la leí cuando la colgaste -como suena-. Y entonces ya me partí, que ya estoy en cachos, se diría. Pero es que es demasiado.
    Ciertamente que al teatro se va tosido y yo añadiría algo más, que no voy a decir, quizá por que todavía no me atrevo. -Cuestión de confianza- ¡Ay! chico, elige mejor las obras, claro que eso nos privaría de las risas que me estoy echando.
    Cuando voy al teatro, me gusta ponerme en primera fila. Sí, ya sé, que es muy cerca, pero hay una complicidad con los actores, que a mí me encanta. Cuando se equivocan, cuando la obra te impacta y ellos se dan cuenta, cuando se les escapa la broma...
    La última obra que fui a ver, para adultos, fue la de Els Joglars. 2036 homena-G. Aunque habitualmente voy a disfrutar del teatro infantil, que es para todos los públicos.
    No me enrollo. ¡Me he vuelto a partir! Gracias por provocar ese acto subversivo en mí, que llaman risa.
    Besos.

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  6. Gracita siempre tuvo razón, viejo. Y encima ahora hablan, esos hijos de puta.

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